En México, más de 7 mil 500 hombres pierden la vida cada año a causa del cáncer de próstata, convirtiéndose en la principal causa de muerte entre hombres mayores de 60 años, según cifras del INEGI. En el marco del Día Mundial del Cáncer de Próstata, conmemorado cada 11 de junio, especialistas de la salud hacen un llamado urgente a la detección oportuna como principal herramienta para combatir este tipo de cáncer que, en muchos casos, no presenta síntomas hasta etapas avanzadas.
De acuerdo con datos oficiales, más de 25 mil casos nuevos de cáncer de próstata son diagnosticados anualmente en el país. Esta enfermedad se origina cuando células malignas se desarrollan descontroladamente en la próstata, una glándula masculina ubicada justo debajo de la vejiga.
“Es uno de los cánceres más comunes entre hombres. Para detectarlo a tiempo se utilizan dos pruebas principales: el análisis del antígeno prostático específico (APE) en sangre, y el examen digital rectal”, explicó la Dra. Katia Pineda, directora médica de Sandoz México. Añadió que el diagnóstico temprano puede marcar la diferencia: “Cuando se detecta a tiempo, el cáncer de próstata es curable en el 85% de los casos”.
Los factores de riesgo más frecuentes incluyen la edad, antecedentes familiares y la raza. Hombres afrodescendientes, por ejemplo, presentan un mayor riesgo. Por eso, los expertos recomiendan comenzar los estudios a partir de los 45 años, o desde los 40 si hay antecedentes familiares.
En etapas iniciales, la enfermedad no da señales claras, pero conforme avanza, pueden presentarse síntomas como:
• Flujo débil o interrumpido de orina
• Necesidad frecuente de orinar, especialmente por la noche
• Dolor o ardor al orinar
• Dificultad para vaciar completamente la vejiga
• Dolor persistente en la espalda baja o pelvis
• Sangre en la orina o el semen
El tratamiento varía según el avance del tumor, desde cirugía y radioterapia, hasta medicamentos específicos para etapas avanzadas, como el cáncer metastásico de alto riesgo.
La prevención también juega un papel clave. Mantener una alimentación saludable, hacer ejercicio regularmente, y evitar el alcohol y el tabaco puede ayudar a reducir el riesgo.
“Hay esperanza incluso cuando el diagnóstico no es temprano. Contamos con tratamientos eficaces que pueden mejorar la calidad y expectativa de vida de los pacientes”, concluyó la Dra. Pineda.