Ciudad de México.- La ciencia ciudadana es el escenario perfecto para promover el desarrollo cultural y económico de la sociedad, basado en ciencia y tecnología, y que pone a las personas en contacto directo con el conocimiento.
En días pasados, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) organizó el Panel y Diálogo Latinoamericano: “Ciencia Ciudadana, conociendo la naturaleza juntos”, evento que reunió a expertos de Latinoamérica y el mundo para discutir sobre los impactos que han tenido las actividades de ciencia ciudadana enfocadas en la naturaleza y su conservación.
Durante el panel de discusión, el doctor José Sarukán, titular de la CONABIO, planteó que la forma más efectiva para comunicar la ciencia, y de paso acercarla a la sociedad, es involucrar a ésta en el quehacer científico, “había una desconexión entre quienes hacían la ciencia y el público. (…) La sociedad recibía pedacitos de información de las cosas notables que se iban generando de conocimiento pero no tenía noción (…) de cómo se generaba. (…) La ciencia ciudadana es la participación de la sociedad en el quehacer científico (y) México (…) tiene los índices más altos de investigadores interesados en la difusión de ciencia”.
Abrir la ciencia a la participación colectiva amplía horizontes de colaboración; de hecho, a lo largo del panel se presentaron diferentes experiencias que han probado que los ciudadanos realmente están interesados en el conocimiento científico. Una de estos casos la página web Naturalista, un espacio interactivo donde, al tiempo de disponer de un aprendizaje conjunto sobre plantas y animales, las personas pueden publicar sus fotografías sobre estos temas para después catalogarlas e, incluso, contribuir al descubrimiento de nuevas especies.
Es importante, también, que la ciencia ciudadana llegue a las agendas de los tomadores de decisiones pues son ellos, en colaboración con empresas y organizaciones gubernamentales y civiles, quienes hacen realidad los proyectos de ciencia ciudadana.
Al respecto, el doctor Diego Inclán, director del Instituto Nacional de Biodiversidad de Ecuador, destacó que la mejor manera de asegurar que lo que se consigue en ciencia ciudadana alcance a los tomadores de decisiones es liberando la información.
“Que la información sea pública para garantizar que se cumpla el objetivo de hacer ciencia ciudadana. Así estamos empoderando al pueblo para que, de cierta manera, esos datos sean usados y puedan ser transmitidos de cualquier forma hacia los tomadores de decisiones. La gestión de datos es fundamental y más vale que lo ciudadanos estén detrás de la misma”.
Las actividades científicas atienden de forma expansiva varios problemas a la vez, como lo dijo el encargado de Comunicación de la Ciencia de la CONABIO, el doctor Carlos Galindo: “Estos descubrimientos tienen que ver con salud humana, con vectores de enfermedades; con plagas agrícolas y forestales; con cosas muy básicas, no es solamente hacer una lista de especies sino entender que todas ellas juegan diferentes roles. Entender su dinámica y sus tendencias, toda esta información se aplica a muchos diversos campos”