Al evaluar la capacidad de distintos microorganismos para combatir patógenos
que producen enfermedades en las larvas de las abejas, científicos del Instituto
Politécnico Nacional (IPN) descubrieron que una bacteria ácido láctica -aislada de
estos insectos- inhibe el crecimiento de la bacteria Melissococcus plutonius,
causante de la enfermedad Loque europea, la cual contribuye a elevar las
pérdidas en la producción de miel.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), la miel
mexicana tiene gran demanda en los mercados y actualmente el país es el
décimo tercer proveedor internacional del producto. Por ello, es necesario contar
con herramientas biotecnológicas para combatir las plagas que merman la
producción y, al mismo tiempo, evitar el uso de químicos, señaló la investigadora
Marisol Sánchez Esgua, titular de la investigación.
La especialista del Centro de Investigación en Biotecnología Aplicada (CIBA)
Tlaxcala, explicó que, como método de prevención y control de enfermedades, los
apicultores aplican antibióticos en las colmenas; sin embargo, la presencia de
estos residuos químicos afecta la calidad de la miel.
Además de dejar residuos en la miel, esta práctica genera resistencias en los
patógenos, lo cual conlleva a un problema de salud pública entre los
consumidores.
Aunque las concentraciones que se consumen son muy bajas, una mayor
exposición puede incrementar el efecto nocivo. “La formulación en desarrollo
evitará esos efectos adversos en las abejas y que la miel tenga residuos de tales
fármacos”, agregó la doctora Sánchez Esgua.
La bacteria ácido láctica tiene efectos favorables en la microbiota de las larvas.
Durante el estudio se observó que al incrementar la cantidad de lactobacilos en
las larvas y abejas se redujo el índice de agentes patógenos, lo cual abre la
posibilidad de aplicar el microorganismo en las colmenas como una alternativa
viable para disminuir el riesgo de enfermar.
Las abejas nodrizas no adquieren la Loque europea, pero son el vector de
transmisión de la enfermedad. “Para fortalecer la microbiota de los insectos en
desarrollo y reducir la carga bacteriana de potenciales patógenos de las abejas
adultas, se podría aplicar la bacteria ácido láctica en la colmena mediante un
aspersor o suministrarla en el alimento (jarabe o pan de abeja)”, advirtió.
Aun cuando se trata de un producto natural, es necesario realizar monitoreos in
situ para garantizar su inocuidad. Además, evaluarán su viabilidad para
determinar la vida en anaquel y la periodicidad con la que se deben aplicar.
Las muestras de larvas y abejas, así como las pruebas, se realizaron con el apoyo
de algunos apicultores de Tlaxcala, quienes han mostrado interés por este
proyecto que podría coadyuvar a mejorar su producción.
La catedrática e investigadora del CIBA Tlaxcala informó que al finalizar 2022
planean tener la formulación en polvo e iniciar los trámites de la patente.
Posteriormente se buscará transferir la tecnología a alguna empresa
farmacéutica interesada en producirla y posteriormente se podría proporcionar
el microorganismo a los apicultores para que lo apliquen en las colmenas.
La doctora Sánchez Esgua hizo un llamado a los estudiantes interesados para
incorporarse al proyecto, cuyos resultados preliminares ha presentado en
diversos congresos.