La Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México, que desde su inauguración en 1956 y a lo largo de los años se ha posicionado como un referente no sólo para los estudiantes de la UNAM, sino para todo el país, será reconocida con tres esculturas “Jaguar Internacional de las Artes”.
La entrega de los premios que otorga la Fundación Isve Guerrero, será este viernes 5 de abril, por tratarse de una obra de arte, por difundir el conocimiento y por su labor social, informó la casa de estudios en un comunicado.
Agregó que estos reconocimientos coinciden con el aniversario número 63 de la biblioteca, que se ha consolidado como uno de los edificios más icónicos de la UNAM y del país.
El mural “Representación histórica de la cultura”, de Juan O’Gorman, es considerado el más grande del mundo en su técnica, y simboliza el devenir social de México, desde la época prehispánica hasta la década de los años 50 del siglo XX, explicó la titular de la Dirección General de Bibliotecas, Elsa Margarita Ramírez Leyva.
Señaló que la visión de los arquitectos e ingenieros fue diseñar una obra a futuro, una biblioteca moderna, espacio de formación e investigación.
Explicó que el galardón se concede por considerar que el recinto amalgama arte, ciencia y técnica, pues quienes lo construyeron cuidaron el confort, los diferentes ambientes para la lectura y la seguridad de usuarios, libros y personal.
“Sin duda, la labor de los bibliotecólogos e informáticos, entre otros especialistas, y del personal administrativo, ha contribuido a impulsar su función social para que los lectores transformen la información en aprendizaje, conocimiento, innovación y cultura”, subrayó la experta en bibliotecología.
Por ello, la Fundación Isve Guerrero también reconocerá con la medalla “Jaguar Internacional de las Artes” a funcionarios, personal académico y administrativo, así como a alumnos que con su trabajo cotidiano han aportado al quehacer de este espacio, indicó.
La Biblioteca Central de la UNAM inició su construcción en 1950 y abrió sus puertas en 1956, con un acervo de 80 mil volúmenes: 20 mil adquiridos ex profeso y 60 mil provenientes del Departamento Técnico de Bibliotecas. Actualmente cuenta con más de 619 mil textos y tres mil 750 títulos de revistas.
En este momento ofrece un millón 212 mil 297 recursos electrónicos, entre los que destacan 450 mil 693 libros electrónicos; 21 mil 967 revistas electrónicas; 408 mil 804 tesis; 13 mil 824 mapas en formato electrónico, y 121 bases de datos.
El Fondo Antiguo y Colecciones Especiales cuentan con cuatro mil 473 libros digitales, de los años 1491 a 1800. Entre ellos destacan joyas bibliográficas como el incunable “Las siete partidas”, de Alfonso X; “El Sabio” y “El cocinero mexicano”, impreso en 1833, y por el cual la UNESCO designó a la cocina mexicana patrimonio cultural de la humanidad.
En sus acervos también resguarda las tesis de los egresados de la UNAM (la más antigua data del año 1847) y una colección de las publicaciones periódicas históricas como “La Orquesta”, “La Gaceta Médica de México”, “El Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística”, “El Anuario del Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya” y “El hijo del Ahuizote”.
Aunado al premio, la Biblioteca Central celebra su aniversario con representaciones de teatro, la promoción de su colección de literatura infantil, y una exposición sobre la mosca y las ranas, en la que se destacarán poemas escritos sobre estos animales.
También se prepara para recibir al robot Golem, que permitirá a los universitarios acercarse más a la ciencia y la tecnología.
La titular de la Dirección General de Bibliotecas detalló que “además de usar recursos electrónicos, los jóvenes leen libros impresos porque les genera placer”.
Las tecnologías de la información y la comunicación han sido aprovechadas para seguir innovando los recursos y servicios de la Biblioteca y acercarla a los usuarios. Un ejemplo es la aplicación móvil “Bibliotecas UNAM”, lanzada recientemente, y que ya registra descargas por más de 10 mil personas que, literalmente, llevan el conocimiento en sus bolsillos.
Sin embargo, la llegada de las nuevas tecnologías no ha sido impedimento para que las actuales generaciones busquen libros impresos, puesto que la mayoría continúa solicitándolos en préstamo: “Nos hemos dado cuenta que además de usar los recursos electrónicos, los jóvenes leen libros impresos, porque les genera placer”, afirmó.