CONSCIENCIA FEMINISTA/ Periodismo y violencia de género

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Por Analletzin Díaz Alcalá, directora de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García

México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina y los niveles de violencia a los que se enfrentan quienes buscan informar solo son comparables con aquellos países en situación de guerra declarada, como Israel y Palestina.

Artículo 19 México y Centroamérica, organización que defiende los derechos de libertad de expresión, presentó el informe anual llamado Violencia contra la prensa en México: ¿Cambio o continuidad?, donde revisa las acciones gubernamentales durante 2023 para proteger a periodistas y asegurar que cuenten con las condiciones necesarias para realizar su trabajo de informar.

Este informe señala que hubo 561 agresiones a periodistas, lo que significa que, en promedio, se agrede cada 16 horas a una persona periodista o medio de comunicación.

No obstante, ser periodista y mujer en México resulta más peligroso aún. Aunque las cifras de los informes de organismos nacionales e internacionales indican que por género son más altos los índices de asesinatos de hombres que de mujeres, los espacios laborales en esta profesión son más limitados para las periodistas o reporteras que no reciben ni trato ni sueldo igualitario que los varones.

Artículo 19 en su sitio informa que de 2000 a 2024 fueron asesinados 155 periodistas hombres y 12 del género femenino por motivos de su profesión.

La precariedad salarial y el poco apoyo de seguridad que brindan los medios quitan la oportunidad de que mujeres sean promovidas para coordinar o dirigir proyectos de largo aliento de investigación y sólo son integradas al reporteo.

Se normalizan las complicaciones que las reporteras enfrentan en su quehacer profesional como denunciar al crimen organizado o a quienes ejercen el poder y se vuelven vulnerables por hacer un trabajo profesional. Algunas de las colegas llevan a sus hijos a coberturas porque no cuentan con el apoyo para pagar una guardería; otras más acuden enfermas a cubrir eventos porque no tienen seguro social y necesitan trabajar para cobrar. También hay compañeras reporteras que son agredidas verbalmente por el hecho de ser mujeres.

En enero de 2024 la periodista mexicana Lourdes Maldonado fue asesinada en Tijuana. La reportera tenía una disputa laboral con Jaime Bonilla, quien resultó electo gobernador de Baja California del partido de Morena. En el año de 2019 la periodista acudió a la conferencia desde Palacio Nacional del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, para solicitar justicia y protección porque manifestó que había sido intimidada y amenazada por gente cercana a Bonilla.

Personalmente, frente a reporteros y medios, Lourdes Maldonado señaló que sentía miedo de las constantes amenazas que recibía por haber ganado una controversia laboral con una empresa de medios propiedad de Jaime Bonilla tras nueve años de litigio. El expresidente López Obrador le aseguró que, a través de los mecanismos de protección y de su secretario de comunicación, estarían pendientes del caso y que no habría impunidad. No obstante, el 24 de enero de 2024 fue asesinada en su casa.

La frase de la ahora presidenta Claudia Sheinbaum “llegamos todas” no es verdad. Falta Lourdes y todas las compañeras periodistas asesinadas y que sus casos no han sido aclarados. Faltan todas las víctimas de feminicidio que no han obtenido justicia. Faltan todas las mujeres que murieron a causa de cáncer u otras enfermedades porque les negaron los medicamentos.

La Presidenta, la primera mujer en ocupar la silla presidencial, debe comprometerse con el ejercicio periodístico que realizan los periodistas y garantizar especialmente a las mujeres la protección y garantías mínimas de seguridad en su actuar profesional. Sheinbaum tiene que cumplir que no sólo es cuota de género rodearse de mujeres para trabajar, sino generar políticas públicas a favor de la equidad e igualdad en salarios, posiciones y oportunidades laborales y más, con mayor puntualidad a la seguridad física y psicológica de las periodistas que salen a la calle a dar a voz a quienes rara vez son escuchados.

La búsqueda de la verdad es uno de los principales objetivos del periodismo y se debe tener un compromiso inquebrantable con esta causa. Garantizar el estado de derecho es la obligación del gobierno y no claudicar para erradicar la violencia contra las mujeres.