CONTEXTOS/ El poder de la empatía

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Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

La empatía es una habilidad que se puede construir. Y que se requiere en todas las organizaciones. Más aún en tiempo de profunda incertidumbre y crisis.

Nuestro mundo está lleno de batallas diarias en las que consciente o inconscientemente nos hemos clasificado en campos de “nosotros” y “ellos”. Pero la empatía crea vínculos entre ambos y genera un poder colectivo para lograr más juntos. Incluso, varios estudios académicos muestran que los individuos empáticos sobresalen profesionalmente y experimentan un mayor bienestar subjetivo.

La investigación también revela que los equipos de trabajo más exitosos son aquellos en los que los empleados reportan altos niveles de seguridad psicológica y sensibilidad interpersonal.

Pero, ¿qué es empatía? La conexión con las emociones de los demás. Posee tres formas: Una es la empatía emocional, que capta los sentimientos de otra persona. La cognitiva es su intento de entender lo que otra persona siente y por qué. Y la tercera forma es la preocupación empática o la compasión, que es la motivación para mejorar el bienestar de los demás.

También existe una conexión entre la empatía y la innovación. En muchas empresas de diseño, el primer paso que dan los empleados cuando quieren crear algo nuevo y útil es ponerse en el cuerpo y la mente del usuario final. A través de esa simulación, son más capaces de innovar. Esto se llama diseño empático.

Existe otra forma en que la empatía organizacional puede fomentar la innovación: crear una sensación de seguridad. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Texas A&M, cuando las personas sienten que sus líderes y gerentes son empáticos, toman más riesgos. Se sienten más seguros al probar nuevas ideas porque no serán criticados o desvalorizados. Como resultado, son más productivos e innovadores.

Ahora, la empatía es una habilidad que puede no sólo aprenderse sino afinarse. Por ejemplo, hoy sabemos que hay maneras de dar malas noticias compasivamente, y eso genera una gran diferencia. La gente realmente puede sentirse agradecida con alguien que los despide si lo hace con justicia procesal y con la vista puesta en crear oportunidades para ellos en el futuro.

La empatía, asimismo, reduce el número de demandas laborales ante los despidos. También disminuye significativamente las denuncias de malas prácticas profesionales entre los médicos e incide en menores accidentes laborales y rotación de personal.

Aunque no existen resultados concluyentes, las personas que participan en proyectos altamente empáticos tienen un rendimiento de al menos 22% más respecto a organizaciones no empáticas..

Ahora, para identificar a los posibles influencers empáticos en una organización, algunas empresas mapean sus comunidades de ayudantes. Piden que su personal identifique a quienes dentro de la compañía que los ayudó en las últimas dos semanas con cualquier cosa en el trabajo, y también que digan a quién apoyaron. Al hacer esto, logran detectar a los naturales “proveedores de soporte” dentro de sus organizaciones. Es quienes mantendrán la confianza y generarán el humanismo y colaboración cuando todo parece derrumbarse.

En aras de localizar a estos ángeles organizacionales, se puede indagar: “¿Quién te hizo sentir comprendido? y también ¿quién te escuchó recientemente?”

Una forma de fomentar la empatía es a través de la recompensa. Otra forma de hacerlo es al pensar en promociones, bonos y otras recompensas materiales. Tener en cuenta no sólo la producción de un individuo, sino también la forma en que facilita el trabajo de los otros.

En un momento en el que las empresas requieren agilidad e innovación para subsistir y asegurar su participación de mercado en los próximos años, la empatía se convierte en una competencia crucial. Necesitamos humanizarnos más.