CONTEXTOS/ Los retos de la empleabilidad

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Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

Cambio continuo es lo único que podemos asegurar del futuro. Sin embargo, si pueden generarse algunos factores claves del trabajo del mañana. Ante ellos, las instituciones educativas deberán adaptar programas y sistemas pedagógicos a tal entorno e incrementar una formación integral pero también una pragmática empleabilidad.

Es previsible, por ejemplo, la tecnología como factor omnipresente. La tecnología cambia ya la forma de interacción, organización, comportamiento. Este brusco cambio supone un factor de riesgo para el segmento de trabajadores que no son nativos digitales.

Ahora, dado que los avances tecnológicos se producen de forma imprevista y a gran velocidad, se imponen capacidades de improvisación que permitan afrontar el surgimiento de nuevos factores de competencia empresarial, nuevas plataformas y formas de trabajo.

Al mismo tiempo, las organizaciones dejarán de ser sistemas económicos para convertirse en sistemas sociales. El desarrollo de redes interpersonales se convierte entonces en un factor crítico del capital humano de profesionales y organizaciones.

Asimismo, se prevé un mayor potencial de crecimiento del trabajo menos tecnificado en actividades de servicios, donde el componente relacional es más perceptible En muchas de las actividades de servicios, el horizonte de la automatización está más lejano, lo que abre oportunidades al empleo a medio plazo.

En cuanto a la relación laboral clásica, basada en contratos permanentes y a tiempo completo está por concluir. El empleo externalizado gana protagonismo, con las implicaciones que conlleva para los distintos segmentos de la sociedad.

Ante esto se imponen perfiles tecnológicos altamente cualificados, pero también la mentalidad digital o capacidad de contemplar la interacción con la tecnología de una forma diferente, comprender lo que supone en términos de transformación de los usos sociales e incorporarlo a la actividad diaria.

Resultarán cruciales, asimismo, la flexibilidad y adaptabilidad, características para sobrevivir en las organizaciones actuales así como las competencias no susceptibles de automatización. Es decir, rasgos propios difíciles de reproducir con la tecnología como la empatía, habilidades sociales o creatividad.

El aprendizaje permanente se volverá más relevante, dado que el trabajador deberá asumir una reinvención regular de su profesión a lo largo de la carrera. Esto supone una actitud de aprendizaje continuo.

¿Las universidades podrán asumir el reto de la empleabilidad? Es importante generar una vinculación más sólida con las fuentes de empleo para generar, de manera sistemática e inmediata, las destrezas y conocimientos que sirvan a las unidades productivas. La vigencia debe ser la principal característica para afrontar retos futuros.