Las defunciones por COVID-19 en personas con enfermedades crónico degenerativas se asocian 39.86 por ciento a hipertensión; 36.82 por ciento a diabetes y 35.81 por ciento a obesidad, estas enfermedades son los principales problemas de salud en nuestro país, por ello es de suma importancia fomentar la prevención y diagnóstico oportuno para implementar hábitos saludables en las y los mexicanos, informó el Director General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Luis Antonio Ramírez Pineda.
El titular del Instituto destacó que la experiencia que estamos viviendo ante la propagación del coronavirus emergente puede ser el parteaguas de la consciencia social hacia el autocuidado responsable de la salud.
El sobrepeso y obesidad afectan a 75 por ciento de los adultos, 36.3 por ciento de los adolescentes y 33 por ciento de menores de cinco años en el país. Además, de acuerdo con el Global Healt Observatory, México reporta la mayor incidencia de exceso de peso en infantes mayores de cinco años en Latinoamérica, con 43.9 por ciento, este padecimiento es la principal causa de enfermedades crónico-degenerativas como hipertensión y diabetes mellitus.
Ramírez Pineda dijo que la pandemia ha corroborado la importancia de transitar del Modelo Curativo al Preventivo, eje de la transformación de los servicios de salud. El aumento de personas diagnosticadas con padecimientos crónicos y sus complicaciones que derivan en fallas orgánicas, discapacidades y alta propensión a procesos infecciosos, se originan por llevar una mala alimentación, sedentarismo y estrés.
La obesidad y sobrepeso son factores de riesgo para contraer hipertensión arterial, de la cual el 50 por ciento de los casos se presentan simultáneamente con diabetes mellitus, segunda causa de muerte en el país, después de las enfermedades cardiovasculares, aseguró.
El titular del ISSSTE puntualizó que vivir aceleradamente nos ha llevado a descuidar los principios de una sana alimentación y a condenar a nuestros cuerpos a la inmovilidad y estrés dando origen a múltiples enfermedades; la realidad de éstas y su impacto en condiciones deterioradas de salud pública, está cobrando la factura a la población de todo el mundo, agregó.
Por último, recalcó que es momento de parar inercias, preguntarnos qué podemos hacer para cambiar esta realidad, hacer un frente común con autoridades y personal de salud para asumir la responsabilidad de cuidarnos e inculcar a las nuevas generaciones estilos de vida que favorezcan y promuevan su bienestar integral y pleno desarrollo.