- El 30 por ciento de los comestibles termina sin aprovecharse, dinero arrojado a la basura
“Durante las fiestas decembrinas, las familias pueden tirar literalmente a la basura entre mil y tres mil 500 pesos en alimentos que no se consumen”, advirtió Luis Fernando González Martínez, investigador de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El especialista explicó que en México la población de menores ingresos destina hasta 50 por ciento de su gasto total a alimentos, pero en temporada navideña esa proporción se eleva a 65 por ciento, lo que implica que alrededor de mil pesos terminan en los desechos. En contraste, los hogares de mayores ingresos en la Ciudad de México pasan de gastar 28 a 36 por ciento en alimentos durante estas fechas, lo que representa hasta 3,500 pesos en comida desperdiciada.
González Martínez precisó que se considera pérdida de alimentos desde la cosecha hasta que el producto llega al mostrador, mientras que el desperdicio ocurre desde los almacenes hasta los hogares. A nivel mundial, subrayó, 30 por ciento de los comestibles termina sin aprovecharse, lo que equivale a dinero literalmente arrojado a la basura.
Datos del Banco Mundial revelan que en México se desperdicia 28.7 por ciento de las tortillas, 43.1 por ciento del pan blanco, 35.4 por ciento de la carne de res, 37.2 por ciento del arroz, 38.7 por ciento del pescado, 48.7 por ciento del camarón, 43.1 por ciento de la leche y 40.2 por ciento de la carne de cerdo. A ello se suma que, según la FAO, 14 por ciento de los alimentos se pierde entre la cosecha y la distribución, y 17 por ciento más en la etapa de consumo final.
El investigador alertó también sobre el impacto ambiental: si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero, pues la pérdida de alimentos genera alrededor de 10 por ciento de estas emisiones, además de liberar metano, un gas más contaminante que el CO₂, que contribuye al calentamiento global y a fenómenos climáticos extremos.
En México, añadió, el desperdicio alimentario genera cada año 36 millones de toneladas de CO₂, una cifra comparable a las emisiones de 16 millones de automóviles. “Cada minuto, el equivalente a cuatro tráileres llenos de comida termina en la basura”, ejemplificó.
Para enfrentar este problema, González Martínez recomendó planear mejor las compras y porciones, reutilizar alimentos bajo el esquema de economía circular, almacenar adecuadamente los productos, consumir frutas y verduras de temporada, separar residuos orgánicos para composta y priorizar productos locales, lo que reduce costos, apoya a pequeños productores y disminuye pérdidas por transporte.



