No es sólo un asunto ambiental y físico de la naturaleza, es resultado directo de las actividades humanas, dijo la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM e integrante del IPCC
El cambio climático es un problema ético y político, no sólo es un asunto ambiental y físico de la naturaleza, advirtió Cecilia Conde Álvarez, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
Al participar en los Foros Universitarios “La UNAM y los Desafíos de la Nación”, la también integrante del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, que en 2007 obtuvo el Premio Nobel de la Paz junto con el exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore) señaló que ese fenómeno es resultado directo de las actividades humanas y son éstas la que deben adaptarse a las nuevas condiciones y limitar su avance.
En el auditorio Francisco Díaz Covarrubias del Instituto de Geografía, alertó sobre que las sociedades necesitamos aumentar la capacidad de adaptación ante el cambio climático, el cual, además de producirse por la generación de gases de efecto invernadero (ocasionados por el transporte y la industria), aumenta por el cambio de uso del suelo, que disminuye la absorción de carbono y reduce la cobertura vegetal.
Para afrontar este problema de alcance global y matices locales, Conde Álvarez propuso trabajar en torno a la “justicia climática” para la toma de decisiones internacionales; es decir, además de argumentos científicos y técnicos, involucrar a científicos sociales en la discusión mundial.
Costos económicos limitados
En su oportunidad, Francisco Estrada Porrúa, también del CCA, comentó que existe un desfase al trasladar el tema del cambio climático al ámbito económico para medir sus alcances financieros, pues los costos estimados no corresponden a su dimensión real.
El economista subrayó que hay un problema de traducción, pues están pobremente representados los impactos económicos por eventos extremos y catástrofes climáticas.
“El climático es un inconveniente muy humano, pues el fenómeno es dominantemente antropogénico”, abundó. Sin embargo, el peso económico que se le otorga está muy por debajo de la gravedad del problema.
Aunque México es muy vulnerable a este fenómeno, existe poca inversión en ciencia y tecnología para aumentar la investigación en el área, remarcó.
Por su parte, Amparo Martínez Arroyo, directora general del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), recordó que cuanto más perturbemos el clima, los impactos serán más severos, penetrantes e irreversibles.
Pero también mencionó que contamos con los medios para controlar esos impactos. “La idea del INECC es fomentar la ciencia para tomar decisiones”. Organismos internacionales como el IPCC han logrado ser verdaderos puentes entre la ciencia y la política de alcance mundial.
Matilde Rusticucci, investigadora de la Universidad de Buenos Aires, Argentina e integrante del IPCC, expuso que el cambio climático ya ha sucedido, pues en 2016 hubo un récord histórico de aumento de temperatura. “Fue el año más caliente desde que se mide, con 1.1 grados por encima de la era preindustrial”. Antes, el aumento gradual era de 0.85 grados, pero desde hace 50 años hay un aumento sostenido en el tiempo.
“Ese fenómeno es inequívoco e irreversible a escala humana; también ocasiona cambios en las lluvias, que en un promedio global disminuyen más de lo que aumentan, pero también hay más eventos extremos en el planeta, como sequías, inundaciones y temperaturas máximas más elevadas”, concluyó.