Ciudad de México.- Al presidir la Ceremonia Luctuosa por el 50 aniversario del desalojo violento por parte de las fuerzas federales de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), el 23 de septiembre de 1968, el Director General, Mario Alberto Rodríguez Casas aseguró que el contexto que vivimos actualmente es consecuencia de lo que ocurrió en el Movimiento Estudiantil de 1968.
Afirmó que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) siempre será respetuoso de la libertad que tienen los jóvenes para organizarse, porque además han dado muestra de ser respetuosos y tienen mucha similitud en el comportamiento y pensamiento de los estudiantes de hace 50 años.
“Como mexicano y como politécnico de corazón, me siento profundamente orgulloso de pertenecer a una gran comunidad que mantiene viva la memoria de sus grandes precursores y de todos los jóvenes defensores del movimiento de 1968, de quienes quizá no sabremos sus nombres, pero cuya esencia y recuerdo permanece en cada rincón del Politécnico y en cada rincón de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas”, expresó.
Añadió que la mejor forma de honrar a quienes dieron su vida por el IPN, es ratificando su compromiso con las causas más nobles que le han sido conferidas a la educación tecnológica pública y a esta gran institución.
El titular del Politécnico dijo que con este homenaje se resalta el papel no protagónico, sino fundamental que tuvo el Politécnico, en una de las manifestaciones estudiantiles que marcó un antes y un después en la historia moderna de México, dado que se convirtió en un movimiento de toda la sociedad mexicana.
Aseguró que la cuantía del legado de los jóvenes que lucharon durante el Movimiento de 1968 es incalculable, porque con su sacrificio demostraron la necesidad del pueblo de México de un gobierno sin violencia, con justicia, diálogo, respeto y tolerancia hacia la población.
“Nos hemos dado cita en esta emblemática y querida Escuela Nacional de Ciencias Biológicas para conmemorar, durante el Movimiento Estudiantil de 1968, la defensa de sus instalaciones por estudiantes, docentes y trabajadores politécnicos, el 23 de septiembre de 1968, cuando el aparato gubernamental intentaba aniquilar el movimiento estudiantil”, recordó.
En este hecho, agregó, los politécnicos resistieron estoicamente, durante largas horas, el embate de la fuerza pública con los únicos implementos que tenían, palos, piedras y armas caseras hechas con reactivos de los laboratorios, aplicando sus conocimientos básicos de química, pero sobre todo, sus armas eran sus valores inquebrantables, su conciencia crítica, el amor a su país y el amor a su alma máter: el Instituto Politécnico Nacional.
“El Instituto Politécnico Nacional ha escrito miles de páginas en la historia de este país. Nuestra identidad e importancia en el desarrollo nacional no es producto de la casualidad; la hemos forjado con plena conciencia, valor, solidaridad, responsabilidad social y claridad en nuestros objetivos”, manifestó.
El Director General resaltó que este movimiento demostró que la voz de los jóvenes es fuerte y clara, que jamás podrá callarse ni ocultar su razón. También generó la participación de la sociedad en general para obtener lo que se traduce actualmente en el gran capital democrático que hoy se ha alcanzado.
“No basta un minuto de silencio, les debemos toda una vida de trabajo y lucha y su compromiso con las mejores causas de nuestra Nación, porque con su sacrificio mostraron también el orgullo de ser politécnicos. ¡Para los caídos, y los participantes en el movimiento estudiantil de 1968, gratitud, honor y gloria!”, finalizó.
Por su parte, la maestra María Teresa Valenzuela Vargas, testigo de los hechos, hizo un recuento de los acontecimientos históricos de 1968. En su intervención narró cómo tras 12 horas de aguerrido combate contra granaderos y policía montada, el plantel politécnico fue rodeado por un grupo de tanquetas del Ejército. “Uno de ellos usó un magnavoz mientras la tropa tomaba posiciones de ataque para gritar: Sepan que no tenemos miedo, podrán callarnos sólo si nos matan, pero no podrán ocultar nuestra razón”, recordó.