ELIGE / Liderazgo humanista

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Por Mariana Morán, Presidenta de la Asociación Civil Equidad, Libertad y Género (ELIGE).

El distanciamiento impuesto por COVID-19 paradójicamente derribó las barreras entre los directivos y sus colaboradores. Marcó el fin de los vestigios de los líderes coercitivos y abrió la era de la participación e involucramiento holístico y transversal.

Las compañías de todos los sectores se transformaron en bunkers de decisiones en la cúspide del organigrama a todas las áreas. No es fortuito: la agilidad impuesta por un mercado recesivo y el imperativo de la digitalización implicaban decisiones en tiempo real y conocimiento de los cambios impredecibles de mercado.

La subsistencia corporativa impuso la aceleración de acciones y decisiones, pero también el mayor acercamiento a las partes interesadas, entre las que destacó la planta laboral.

A medida que los confinamientos disminuyen y las economías comienzan a abrirse en muchos mercados es más perceptible el Líder Humano o con una gran dosis de inteligencia emocional. Escucha con atención, admite errores, se comunica auténticamente y toma en serio su deber de cuidado con sus colegas y otras partes interesadas.

Este líder también permanece consciente de sí mismos y puede justificar su propia existencia. Entiende el valor de su gente no solo por sus resultados, sino por sus vínculos con el mundo exterior como defensores poderosos y a veces críticos duros. Sabe que las personas son las que determinan en gran parte el éxito de las empresas.

El líder humano trae todo su ser al trabajo. No necesita una pandemia para forjar intimidad con su personal. Sabe de justicia, decencia y diversión, pero mantiene el respeto y sabe cómo incrementar la productividad.

Posee tres cualidades: ser leal, saber escucha y multiplicar recursos.

La lealtad es el vínculo invisible que une a los colegas en una corporación moderna. Es especialmente valioso cuando los miembros de un equipo están muy separados. ¿Cómo puede un líder inspirar lealtad? La amabilidad, la flexibilidad y el trabajo en equipo son buenos comienzos. Cuando la lealtad comienza en la parte superior, está incrustada en la cultura corporativa.

Escuchar debe ser una prioridad diaria. Los líderes descubren lo que está en la mente de su personal solo al escucharlo. No es fortuito que las organizaciones donde más interacción e involucramiento con el personal presenta, tienen mejores resultados en resiliencia y crecimiento.

Multiplicar recursos es el tercer concepto. Implica hacer el mejor uso de su tiempo y mantener a las organizaciones enfocadas en su misión. Al inicio de la pandemia se detectó que muchas empresas, presas del miedo e incertidumbre, olvidaron para qué se formaron y qué acciones deberían tomar. No lograron focalizarse.

Ahora, distintos estudios muestran tipos diferentes de liderazgo y le dan nombres diversos y características muy variadas. Sin embargo, debe destacarse que los directivos brillantes en capaces de generar credibilidad y objetivos comunes en sus equipos de trabajo, son los que logran avanzar ante cualquier contingencia.

Hoy, más que nunca, se requieren líderes con competencias esencialmente humanas, esas que no podrá sustituir jamás la tecnología, como el comunicar, convencer, negociar y cuidar.