En México, 2.6 millones de niños trabajan en condiciones riesgosas

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(Agencia UNAM) Desde tiempos de la Conquista han existido niños abandonados que han luchado por sobrevivir, algunos de ellos fueron esclavizados para trabajar. En la actualidad, a nivel mundial la situación no ha cambiado y varios pequeños viven en condiciones muy similares.

De hecho, la agricultura, la pesca, la industria textil, el trabajo doméstico e incluso el servicio sexual son los sectores altamente potenciales para la esclavitud infantil en el mundo.

Al respecto, Carmen Gabriela Ruiz Serrano, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social, explicó que en el mundo existe la esclavitud infantil en lugares como en la India y Nepal en donde someten a los niños a trabajos forzosos en condiciones precarias y a procesos de deshidratación importantes.

Para diferenciar la esclavitud infantil del trabajo seguro, la experta explicó que la primera se caracteriza por transgredir los derechos fundamentales de los niños y adolescentes.

Por ello, es importante pensar que la esclavitud podría poner en riesgo la integridad física, psicológica y emocional de los menores de edad, añadió la investigadora universitaria, “es conocido que trabajan de 16 a 17 horas en condiciones desfavorables”.

Por su parte, Víctor Manuel Inzua Canales, profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social, dijo que el trabajo infantil está prohibido porque los menores no gozan de su niñez, su escolaridad y menos de convivir con sus familias.

De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo se estima que en el mundo existen alrededor de 215 millones de niños, de estos 115 millones están sometidos a trabajos forzosos en condiciones riesgosas, agregó Ruiz Serrano.

Por ejemplo, en el Himalaya tenemos niños que cargan piedras, en Ghana hay 4 mil niños laborando en la pesca, así como en la industria textil y en algunos casos también son sometidos al servicio sexual y doméstico.

En México

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), existen alrededor de 2.6 millones de niños que trabajan, todos ellos provenientes de contextos de extrema pobreza y marginalidad. Algunos de ellos son captados por redes de trata, apuntó Ruiz Serrano.

De hecho, el Diagnóstico sobre la Situación de Trata de Personas realizado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos en 2014, informó que existen 16 mil niños explotados sexualmente y 30 mil son implicados en delincuencia, donde cuatro de cada diez son de origen étnico.

A decir de la investigadora, el maltrato y la violencia generan en el niño una huella endémica, intangible que se instala en sus cuerpos, los cuales son utilizados por los adultos para su servicio.

Niños trabajadores

De acuerdo con Inzua Canales existen dos razones por las que los niños laboran, la primera es porque los padres no tienen empleo y los hijos tienen que salir a las calles para apoyar con el sustento económico.

En algunos casos, los progenitores exponen a sus hijos a actividades poco seguras como son las de limpiaparabrisas y el comercio ambulante. Además, una vez que venden o trabajan en la calle deben rendir cuentas sobre sus ingresos.

Un ejemplo se da en los mercados, donde los niños son alquilados como diableros y ganan aproximadamente 60 o 70 pesos al día, cuando ellos pesan 45 kilos llegan a cargar hasta 200 kilos.

La segunda es cuando los niños tienen que sobrevivir solos en las calles, ya sea porque su familia los lanzó del hogar o por alguna otra razón. Algunos viven en un parque, estación del Metro, terreno baldío, y los ingresos que obtienen son para subsistir ellos mismos.

Los infantes que trabajan, destacó Inzua Canales, lo hacen desde los cinco hasta los 17 años, y el 80 por ciento se trata de varones. El académico mencionó que no existen programas o albergues en México para niños en situación de calle.

En conclusión, agregó Carmen Ruiz Serrano, debemos pensar en el bienestar de las familias y en los contextos sociales para que puedan brindarles a sus pequeños las herramientas necesarias para su desarrollo previo.