Encuentro Nacional del Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad

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Ciudad de México.- Para generar juntos, gobierno y sociedad, un plan de trabajo que propicie su desarrollo con estándares y normas adecuadas, y que fortalezca su demanda de parte de los usuarios de los productores agropecuarios, con la participación y colaboración estrecha de las instituciones integrantes del Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC), más de 150 productores de bioinsumos se reunieron para debatir en torno a normatividad, investigación y mecanismos de masificación de uso de estos productos (que implican, entre otros, bioplaguicidas, biofertilizantes y bioestimulantes, todos libres de elementos químicos).

En el Encuentro Nacional de Productores de Bioinsumos, Agreocología y Agricultura Campesina, realizado en las instalaciones de la Secretaría de Agricultura, el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez Carrera, afirmó que estas deliberaciones son parte de un cambio de paradigma, de un cambio estructural del sistema de producción agroalimentaria que ha imperado en las décadas recientes bajo la marca de “revolución verde”, donde todo se daba en “paquete” (semillas, agroquímicos, fertilizantes, mecanización, etcétera) y se soslayaba el papel del campesino, del productor, que debe ser protagonista.

“El cambio que hoy impulsamos involucra insumos, bajo un esquema integral, es pasar de una agricultura de insumos a una agricultura de conocimientos, donde se valoren los conocimientos ancestrales de los campesinos para que interactúen con las aportaciones científicas. Y así como en el gobierno se está dando una colaboración ejemplar entre instituciones (las participantes en el GISAMAC), debe haber un intercambio abierto y generoso entre los productores de bioinsumos para que esta industria crezca, esté bien regulada y que quede en manos de micro, pequeñas y medianas empresas, que no sea adueñada por las grandes industrias”, dijo el subsecretario.

Afirmó que debe México avanzar hacia una agricultura sustentable, de forma gradual, respetando las decisiones de los productores del campo y poniendo a éstos como los personajes centrales, los protagonistas.

El director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), Francisco Javier Trujillo Arriaga, subrayó que el organismo de Agricultura trabajará activamente con los productores para apoyarlos en los procesos de certificación orgánica.

El director de Logística y Alimentación de Agricultura, Héctor Robles, y por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Cecilia Elizondo, destacaron que este encuentro se realiza en el marco del GISAMAC, que nació en febrero pasado como un esquema de trabajo intersecretarial para propiciar un sistema agroalimentario y nutricional justo, sustentable y saludable.

Elizondo precisó que la productividad agrícola se incrementó en el mundo desde el siglo pasado debido al uso intensivo de insumos químicos. Esto es la revolución verde, pero ha tenido graves costos sociales y económicos, con una degradación de los recursos naturales y de los servicios agroecosistémicos, y con exclusión de los campesinos; además de que este sistema ha derivado en el surgimiento de una epidemia sin precedentes de obesidad y enfermedades asociadas como la diabetes.

El GISAMAC trabaja por modificar radicalmente esto, dijo Héctor Robles, y en este marco se ubican los esfuerzos por impulsar la producción agrícola sustentable.

El presidente de la Asociación Mexicana de Productores, Formuladores y Distribuidores de Insumo Orgánicos, Biológicos y Ecológicos (AMPFYDIOBE), Guillermo Cadena Ávila, afirmó que la producción de bioinsumos es importante sobre todo en Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, pero hay una tendencia creciente global que se observa en particular en América Latina, con una tasa de aumento de 18 por ciento anual.

Esto ocurre debido a la cada vez mayor conciencia social e interés por un ambiente limpio y una alimentación sana y por una restricción creciente a los plaguicidas químicos. La producción mayor de bioinsumos ocurre tanto en los bioplaguicidas o productos de microbiología como en los bioestimulantes y biofertilizantes, aseguró.

Cadena Ávila, quien representa a micro, pequeños y medianos productores de bioinsumos, dijo que en el mundo éstos se utilizan en la producción de alimentos orgánicos, en la producción agroecológica, en estrategias para evitar residuos de plaguicidas y permitir la inocuidad alimentaria y en mecanismos para evitar la resistencia a químicos.

En el mundo el valor de los bioinsumos fue de tres mil millones de dólares en 2018, para el 2020 se prevé que alcancen los cinco mil millones y se estima que en cinco años más llegarán a 11 mil millones de dólares. Los bioinsumos han demostrado efectividad respecto de plaguicidas químicos y otros insumos químicos, refirió el directivo.

En las conclusiones de las mesas de discusión se destacó: en materia de normatividad, la necesidad urgente de que se agilicen los trámites ante Cofepris, y que se modifique la Ley General de Salud para que se establezcan requisitos diferenciados a los plaguicidas químicos y a los bioplaguicidas e insumos vegetales.

En materia de investigación, que se establezca una comunicación asertiva entre instituciones de ciencia e investigación y productores de bioinsumos, y que se dé un acompañamiento de instancias como el Conacyt hacia los productores de bioinsumos desde la investigación hasta obtener el producto final, a fin de que se compartan metodologías y se hagan eficientes los procesos en nuevos desarrollos.