“Las especies tienen tres opciones: se mueven, se adaptan o se mueren”, advirtió Fabricio Villalobos Camacho, investigador del Instituto de Ecología (INECOL), al señalar que la capacidad de los organismos para adaptarse al calor es mucho más lenta que su tolerancia al frío, lo que dificulta su supervivencia frente al calentamiento global.
Durante su participación en el ciclo Panorama Actual de las Ciencias Atmosféricas y del Cambio Climático 2025, organizado por la UNAM, Villalobos Camacho explicó que estudios recientes muestran que la evolución de la resistencia térmica es desigual: en mamíferos, por ejemplo, la adaptación al frío ocurre cuatro veces más rápido que al calor, mientras que en plantas la diferencia es de 1.5 veces.
El especialista, tutor del posgrado en Ciencias Biológicas, detalló que más de dos mil especies —acuáticas y terrestres— fueron analizadas para entender cómo han evolucionado sus límites fisiológicos a lo largo de millones de años.
Los hallazgos indican que las especies marinas y las terrestres tropicales viven cerca de su máximo umbral térmico, por lo que cualquier aumento de temperatura podría forzar su desplazamiento o provocar su desaparición.
Tras revisar más de 300 estudios y 26 mil registros de redistribución de más de 10 mil especies, los investigadores concluyeron que la mayoría migra hacia zonas más frías —montañas o latitudes más altas— para sobrevivir.
Sin embargo, advirtieron que las especies tropicales, como muchas en México, tienen menor capacidad de adaptación, lo que las coloca en mayor riesgo de extinción.