Claudia Maferrer, profesora e investigadora en el Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México, advirtió que la concentración de migrantes centroamericanos en la frontera norte podría ser muy peligrosa.
Ante la posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos retorne a México a miles de centroamericanos para esperar si se les otorga o no asilo, la especialista en migración dijo que se debe tomar en cuenta que entidades como Ciudad Juárez en Chihuahua o Matamoros en Tamaulipas, enfrentan condiciones de inseguridad.
Opinó que si no se toman las medidas adecuadas en los tres órdenes de gobierno, podrían enfrentarse problemas de falta de protección social, alimentos, vivienda y servicios, lo que se complica todavía más cuando se habla de familias enteras, donde los menores son los más vulnerables.
Históricamente, comentó, las ciudades fronterizas de México han acogido a la población retornada o deportada, nacional e incluso extranjera, pero la frontera no es la misma desde hace 10 años, cuando todavía había un “boom” económico propiciado por el crecimiento de la industria maquiladora, que abrió muchas fuentes de empleo.
Ante esta situación, señaló, los municipios fronterizos pelearán por mayor presupuesto para atender las necesidades de estos migrantes, que requieren de un acompañamiento del gobierno federal para propiciar las mejores condiciones en lo que reciben o no el asilo en Estados Unidos.
Para prevenir los problemas que puedan surgir por esta situación y el tiempo que se pueda tardar el proceso de asilo, la experta sostuvo que es necesario implementar acciones de gobierno para que esta población altamente vulnerable pueda acceder a empleos, a servicios de salud, vivienda y educación para sus hijos.
“Es necesario que se defina una estrategia, sea a través de un programa o ayuda específica a los gobiernos municipales, pero acompañada con una distribución en otros municipios al interior del país, porque la concentración en la frontera puede ser muy peligrosa”, insistió.
Maferrer consideró que sería mejor que esta población se distribuya a los largo del territorio nacional, de tal manera que de los dos mil 500 municipios se escogieran aquellos que tienen mayor capacidad de darle alternativas a los centroamericanos.
Reiteró que sería mejor evitar la concentración en determinados lugares como las ciudades fronterizas, donde se generaría mucha presión; razón por la que debe preverse una distribución razonada de los centroamericanos que pudiera ser retornados del país vecino del norte.