La suspensión del subsidio a la vivienda provocó que cerca de 58 mil casas y ‘depas’ de interés social –con un valor de alrededor de 17 mil 400 millones de pesos– no se hayan podido vender desde octubre de 2018, mes en que se terminó el presupuesto para apoyar la compra de ese tipo de inmuebles, según información de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi).
Ese número equivale a 93 por ciento del total de unidades colocadas con la misma ayuda en 2018 y al 43 por ciento de las que se desplazaron en 2014, cuando se otorgó el mayor presupuesto para apoyos, con casi 12 mil millones de pesos.
El rezago de esta vivienda se agudizó en diciembre pasado con la eliminación del programa “Acceso al financiamiento para soluciones habitacionales” del Proyecto de Egresos de la Federación 2019, que en 2018 tuvo una bolsa de 6 mil 829 millones de pesos.
Aunque a inicios de enero la Sedatu anunció la liberación de 400 millones de pesos que quedaron pendientes de 2018, será hasta abril cuando se ocupen en 6 mil 171 acciones autorizadas por la Conavi.
“No hemos podido operar la vivienda social, desde octubre que se agotó el subsidio. Estamos en espera de que se abra algún esquema que sustituya el subsidio y que pueda dar vivienda a los trabajadores con menos de 2.8 salarios o que ganan menos de 8 mil pesos mensuales”, apuntó Carlos Medina, presidente nacional de la Canadevi.
Hoy en día, prácticamente se frenó la construcción de vivienda de menos de 60 metros cuadrados con una o dos recámaras y acabados básicos, edificada en las periferias de las ciudades y cuyo valor va de 200 mil a 400 mil pesos.
Medina aseguró que más del 50 por ciento de los agremiados de la Canadevi se dedican al desarrollo de este tipo de inmuebles y que todos pasan por un momento difícil.
Ante esta situación, las firmas más afectadas son desarrolladoras de vivienda pequeñas y medianas, además de las de tamaño grande como Javer, Cadu y Ara, que aún tienen una participación importante en este segmento de vivienda.
Javer es la más expuesta, pues el 30 por ciento de sus unidades vendidas en 2018 fueron a través del subsidio, mientras que en Cadu representaron 26 por ciento y en Ara un 15 por ciento.
René Martínez, CEO de Javer, dijo que el impasse en el sector era esperado por el cambio de gobierno y reglas de operación, pero en el segundo semestre del año puede cambiar con los ajustes crediticios del Infonavit.
“En la estrategia de la compañía, nos hemos preparado para esta situación adquiriendo terrenos que no tengan la dependencia de vivienda con subsidio y listos por si se llega a dar alguna oportunidad de hacer estos productos con la liberación de los aumentos a créditos del Infonavit a mitad del año”, agregó.
En su reporte a la BMV, Cadu refirió que este año habrá limitantes en el crecimiento de vivienda de interés social, por lo que se concentrará en el segmento medio y residencial.
Ara prevé sortear las dificultades a través de su portafolio diversificado y solidez financiera, además de una reserva territorial dedicada a casas del tipo medio y residencial.
Confían en Infonavit
Pese al rezago que muestra la vivienda de interés social, expertos y desarrolladores confían en que este segmento se reactive una vez que la Sedatu dé a conocer las reglas operativas mediante el Plan Nacional de Vivienda en abril próximo.
Además, esperan que el Infonavit concrete el aumento en la línea de crédito para los trabajadores que menos ganan como lo anunció Carlos Martínez, titular del instituto.
“La solución del Infonavit puede ser más efectiva de lo que era el subsidio, porque ya no dependeríamos de una partida, sino que sería por la propia capacidad del trabajador”, indicó Medina.
Alejandro Rodríguez, director comercial de Osroca Corporativo, dijo que mientras el Infonavit no dé a conocer las reglas, el monto del crédito y las fechas de operación, “la inversión no se puede retomar”.