La falta de sueño crónica acelera el surgimiento de enfermedades metabólicas y reduce la expectativa de vida, afirmó el exacadémico de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Reyes Haro Valencia.
Señaló que el limitar las horas de sueño tiene efectos negativos en la cognición, que es la facultad de procesar la información que se recibe; sin embargo, esto es común en las sociedades modernas debido al estrés, condiciones médicas, trastornos del sueño, exigencias laborales y académicas.
El también presidente emérito de la Sociedad Mexicana de Investigación y Medicina del Sueño resaltó que aunque la gente piensa que puede acostumbrarse, dormir menos tiempo del requerido evita funciones vitales como la restauración de los sistemas neuronales.
Esto porque el cerebro se recupera al soñar, y no hacerlo impacta de manera negativa en el desarrollo de las actividades cotidianas, pues hay cansancio y lentitud.
En promedio, dijo, los adultos deben dormir ocho horas y los menores de 21 años nueve horas debido a que aún están en desarrollo.
Haro Valencia indicó que el mejor momento para dormir, de acuerdo con la geografía de México, es entre las 11 de la noche y las siete de la mañana.
Para obtener un sueño profundo, recomendó ubicar la posición favorita, sentir el flujo de la respiración a partir de la nariz y, con los ojos cerrados, concentrarse en ella.
Además de evitar descansos diurnos, disminuir el consumo de sustancias estimulantes, mantener horarios regulares, reducir la ingesta de líquidos por la noche, retirar relojes de la recámara, en caso de vivir en zonas ruidosas o iluminadas utilizar tapones auditivos o antifaz, y cambiar el colchón cada cinco años.
En México aproximadamente 40 millones de personas sufren trastornos del sueño; en la actualidad se conocen 20 causas asociadas al insomnio entre ellas se encuentran estrés, estilo de vida, exigencias diarias y apnea, que consiste en interrupciones constantes en la respiración durante el sueño.