Aunque la cuesta de enero terminó, para muchos se sintió como un mes bastante largo y seguramente la cuesta sigue presente en las economías personales.
De acuerdo a expertos en finanzas, este “efecto cuesta” se ha dado por varios factores, tanto nacionales como internaciones, que repercuten en la economía del país y por supuesto en las familias mexicanas.
Algunos de los factores que influyen en el estrés financiero de febrero son:
Compras a meses. En diciembre muchos aplicaron el “compre ahora y pague después” y es en febrero cuando aparecen todas estas compras en el estado de cuenta.
Refrendo vehicular. Si se quiere circular el 3% del valor del auto hay que pagar.
Predial. Cada año se hace una contribución de los ciudadanos de acuerdo al valor catastral de su inmueble.
Otro de los gastos que se acumulan en febrero son el agua, la luz, alimentación, colegiaturas, entre otros. Es en este mes, cuando se crea un cúmulo de cuentas y muchas veces, las deudas anteriores no ayudan. Sin embargo, no todo el panorama es negro, ya que existen herramientas financieras como el refinanciamiento de deudas.
Ante ello, Dante Teytud, experto en finanzas personales y Director Comercial de Credifiel, señaló que un refinanciamiento o reestructuración de la deuda, en términos generales, consiste en hacer modificaciones o adecuaciones a las condiciones de un crédito, entre ellas puede ser el plazo, la tasa de interés, sistema de amortización, entre otros.
“Esta herramienta puede ser una alternativa para hacer ajustes en la sobrecarga de pagos que traemos en la cartera e incluso también para aprovechar las condiciones más favorables del mercado”, explicó.
Refinanciar una deuda puede traer beneficios para el bolsillo de quienes han tenido dificultad de pagar en tiempo y forma:
Pagos mensuales más bajos. Al refinanciar la deuda el pago mensual se hace más bajo.
Tasa de interés menor. Reducción de pagos en los intereses de forma general, por lo tanto, mayor contribución a liquidar la deuda.
Cambio a una tasa fija. Estabilidad y ahorro potencial de costos, ya que no hay riesgo de mes con mes aumenten los pagos.
Reducción de plazo de pago. Menor tiempo invertido en pagar una deuda y más posibilidad de ahorro.
Remanente de efectivo. La liquidación de la deuda puede hacer acreedor al deudor de un saldo en efectivo al final de una cuenta.
Aunque lo ideal es no gastar más de lo que podemos pagar, si ya estamos pensando en emplear esta herramienta. Un buen momento para realizarlo es antes de entrar en mora y explicar que hay necesidad de refinanciar, pues probablemente no se tenga la capacidad de pagar en tiempo y forma, añadió el especialista.