FORJADORES DE MÉXICO/ Salud holística

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Por Antonio Ortiz Vázquez, Presidente de Forjadores de México A.C
La ausencia de enfermedad no es salud. Lo es el máximo potencial físico, mental, social y espiritual y factores influyentes como los comportamientos personales, atributos personales / ambientales y las intervenciones.
Según la Organización Mundial de la Salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no simplemente la ausencia de enfermedad o dolencia
La salud física es la medida en que un individuo puede realizar de manera competente tareas y actividades físicas sin molestias sustanciales. Incluye la capacidad de moverse a través del entorno en el que se vive con confianza e independencia y de controlar las interacciones con el mundo físico a través del control de la motricidad fina.
Las personas con buena salud física tienen capacidades sensoriales agudas con agudos sentidos del tacto, la visión, el oído, el gusto y el olfato. Las personas físicamente sanas están llenas de energía y vitalidad.
La salud mental, por otra parte, es el estado cognitivo, conductual y emocional de un individuo. La salud mental es necesaria para que un individuo entienda e interactúe con el mundo a través de la memoria y el lenguaje.
La salud mental nos permite experimentar alegría, ira directa, limitar el comportamiento impulsivo dañino y evitar episodios depresivos graves. Las personas mentalmente sanas tienen la resiliencia para hacer frente a las tensiones normales y los eventos adversos mientras mantienen un sentido positivo y realista de sí mismos.
La salud social representa la capacidad de un individuo para construir relaciones saludables, enriquecedoras, genuinas y de apoyo.
Las personas con buena salud social tienen la capacidad de formar conexiones significativas con los demás, tanto para recibir como para proporcionar apoyo social. La salud social da a las personas un fuerte sentido de pertenencia a una comunidad.
Por otra parte, la salud espiritual permite a las personas integrar el significado en sus vidas. Las personas espiritualmente sanas tienen un fuerte sentido de propósito, pertenencia o identidad. Sienten un amplio sentido de conexión con algo más grande que ellos mismos, ya sea con una comunidad, un llamado o una forma de divinidad. La salud espiritual ayuda a las personas a sentirse arraigadas y conscientes en el momento presente.
Estas cuatro dimensiones de la salud contribuyen colectivamente tanto a la longevidad como a la calidad de vida. Las personas a menudo sufren daños cuando su salud falla incluso en una de estas dimensiones.
Una comprensión más completa de la salud humana también incluye el reconocimiento del amplio conjunto de factores que la afectan. Estos factores de influencia se dividen en cuatro grupos: atributos personales, comportamientos personales, atributos ambientales e intervenciones. Los comportamientos personales se refieren a acciones individuales como el sueño, la dieta, el ejercicio y la adherencia a los regímenes de tratamiento.
Los atributos personales son características individuales como la genética, la educación y las relaciones que normalmente no se pueden modificar, al menos a corto plazo.
Los atributos ambientales son factores que dan forma a la salud de todos los individuos dentro de un contexto determinado e incluyen el sistema político y económico del contexto, así como las amenazas globales como el cambio climático.
Las intervenciones se refieren a acciones deliberadas destinadas a lograr un cambio, como intervenciones clínicas, apoyo financiero o incentivos.