GOBIERNO DE CALIDAD/ Sombras de la Inteligencia Artificial

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Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.

Existen desigualdades sustanciales en el uso de la ChatGPT. Las mujeres tienen 16 puntos porcentuales menos de probabilidades de usar ChatGPT en comparación con hombres comparables en las mismas ocupaciones.

Además, los trabajadores que usan ChatGPT, ya ganaban más antes de que se inventara esta herramienta.

En este momento, a nivel global hay trabajadores que necesitan capacitación, especialmente los trabajadores mayores y las mujeres. Entonces, al proporcionar pautas y capacitación claras, los empleadores pueden impulsar la adopción y, al mismo tiempo, abordar brechas significativas de desigualdad.

Vale mencionar que las brechas no solo son tecnológicas, también sociales, económicas y culturales.

En el caso de las personas mayores, muchos enfrentan barreras como la falta de acceso a dispositivos adecuados, escasa conectividad en zonas rurales, o simplemente la percepción de que la tecnología no es para ellos.

Según datos recientes, aunque el uso de internet ha crecido entre personas de 65 a 74 años, aún 3 de cada 10 no pueden realizar gestiones digitales cotidianas por falta de conocimientos o interés.

Respecto a las mujeres, especialmente en contextos donde persisten desigualdades de género, también se observa una menor participación en el desarrollo y uso de tecnologías emergentes como la IA. Esto puede deberse a factores como menor representación en carreras STEM, sesgos en los algoritmos, o falta de acceso a formación especializada.

Ahora, la universidad puede desempeñar un papel transformador en la democratización de la inteligencia artificial, al actuar como puente entre el conocimiento especializado y las comunidades diversas que podrían beneficiarse enormemente de estas tecnologías.

Una acción crucial es generar educación accesible y adaptada mediante cursos gratuitos o de bajo costo sobre IA para públicos no especializados como amas de casa, adultos mayores, pequeños emprendedores, profesionistas autónomos…

Conviene también generar programas diseñados con un lenguaje claro, ejemplos cotidianos y sin tecnicismos intimidantes.

Establecer alianzas con escuelas para introducir nociones básicas de IA desde la educación media superior es una acción recomendable que puede incidir en un incremento de la matrícula universitaria a corto plazo.

Generar laboratorios comunitarios de Innovación, talleres en barrios marginados, bibliotecas públicas o centros comunitarios, investigación inclusiva y participativa y la difusión y alfabetización digital mediante campañas de divulgación con lenguaje sencillo a través de podcasts, videos breves, ferias de ciencia ciudadana, pueden desmitificar la IA y mostrar que no es cosa de “genios de bata blanca”, sino una herramienta al alcance de todos.

En suma, la universidad puede convertirse en una plataforma de empoderamiento, generar curiosidad, autonomía y creatividad colectiva mientras las brechas en su uso disminuyen.