• La eficiencia hídrica y de suelos debe ser un nuevo paradigma en el sector primario nacional.
• En el 2019, México hiló cinco años de marcar superávits en el comercio agroalimentario.
• El T-MEC marcará un antes y después para el sector agropecuario.
Por Lino Enrique Ávila Núñez
Las estrategias del campo mexicano deben contemplar elevar la productividad y lograr la autosuficiencia alimentaria. Se han señalado tres grandes objetivos fundamentales: lograr una agricultura más productiva, más sustentable y más incluyente.
Para hacer más productivo el campo mexicano, necesitamos contemplar varios aspectos, por ejemplo:
1. Que el financiamiento a los productores llegue de manera oportuna y competitiva.
2. Utilizar paquetes tecnológicos según cada región y cultivo.
3. Capacitar para el uso de nuevas tecnologías agropecuarias.
4. Utilizar semillas mejoradas.
5. Promover una fertilización adecuada para elevar la producción de alimentos.
Ahora bien, el tema de la sustentabilidad es un camino poco explorado para el campo mexicano, simplemente, para producir una manzana se emplean 70 litros de agua, cuando la tecnología ya permite producir la misma manzana con la mitad de litros de agua.
Cuando pensamos en producir más alimentos pero cuidando el medio ambiente, es cuando la tarea se complica, hoy cualquier actividad que se realice en el campo tiene que considerarse la eficiencia en el uso de los recursos naturales, en el cuidado del agua y de los suelos, con el objetivo de abatir el cambio climático.
Esta realidad, la del cambio climático, es la que reconoce el T-MEC, en donde quedó plasmado el compromiso de los socios de América del Norte por una agricultura sustentable, como una vía para poder seguir alimentando la región en el mediano y largo plazos.
Tenemos un largo camino por recorrer.