Ciudad de México.- Durante la segunda sesión de los Diálogos sobre Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación. Construyendo consensos por México que tuvo lugar en las instalaciones del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, los especialistas participantes coincidieron, en que el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación son activos importantes que pueden contribuir a generar políticas públicas, diseñadas a partir la colaboración de expertos y tomadores de decisiones, y con base en criterios claros e información con suficientes datos y evidencia científica.
“Si hablamos de problemas nacionales en un marco democrático, estamos hablando de política pública para todos y por todos. Entonces, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) debe liderar el apoyo y el fomento a las actividades de CTI, así como el proceso de diseño de las políticas públicas; no obstante, para lograrlo tienen que participar en articulación con el Consejo y dialogando, tanto quienes hacen la ciencia como quienes la demandan”, advirtió la doctora Gabriela Dutrénit, investigadora y académica de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X).
En este sentido, el doctor Rodrigo Castañeda, integrante de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), comentó que una de las mejores políticas sociales es crear empleo y fortalecerlo; “esto se hace a través de la innovación empresarial: las micros, pequeñas y medianas empresas representan más de 98 por ciento de los centros productivos que componen el sector industrial y son las que requieren más articulación con los activos de innovación, centros y laboratorios, así como incentivos de innovación”.
También durante la mesa titulada: “Impulso a la innovación con sentido social para la competitividad de los sectores social, público y privado”, Tonatiuh Ramírez Reivich, director del Instituto de Biotecnología de la UNAM, señaló que “hemos convertido el dinero en conocimiento –porque se requiere mucho dinero para publicar un artículo– pero lo que no hemos sabido hacer es convertir el dinero en innovación. Sólo 6 por ciento de las entidades que patentan en México son universidades, no son empresas, así que tenemos que apoyarlas teniendo una legislación que las estimule, creando piso parejo y facilitando compras institucionales”.
Por otra parte, la doctora Brígida von Mentz propuso innovar desde nuestra realidad pues, con base en la Historia, en México deberíamos de tener a los mayores expertos en el mundo en temas como: sismología, mecánica de suelos y petroquímica, por citar algunos ejemplos y añadió: “Considero la formación académica, ese lugar donde yace el potencial innovador, los mexicanos podríamos ser muy innovadores si nos lográramos encontrar la forma propia de evitar la imitación y si en cambio encontrásemos una manera alternativa de convivencia social”.
En la mesa de panelistas participaron también: Alejandro Alagón, del Instituto de Biotecnología de la UNAM; Alejandro Calvillo, de El Poder del Consumidor A.C.; Laura Flamand, del Colegio de México; Mathieu Hautefeuille, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, y Paulina Terrazas, Consultora de Innovación Transformadora del CIDE.