En la presentación del libro “La ganadería familiar en México. Un enfoque de sustentabilidad”, el diputado Germán Escobar Manjarrez (PRI) advirtió que la inseguridad en diversas zonas del país propicia el creciente abandono de esta actividad.
Indicó que debe establecerse una política pública que les dé seguridad y, al mismo tiempo, un mejor financiamiento para la producción, pues la ganadería familiar en México tiene mucho potencial.
El presidente de la Comisión de Agricultura y Sistemas de Riego expresó que este libro, coordinado por el Centro de Estudios para elDesarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA), de la Cámara de Diputados, y la Universidad Veracruzana, significa una oportunidad para repensar el destino del sector ganadero.
Mencionó que se requiere conservar los productos que se tienen y volverlos más rentables, con el propósito de hacer frente a la globalización. “Somos autosuficientes en maíz para consumo humano; hay sobreproducción, y también en carne. Está asegurada la alimentación de 120 millones de mexicanos”.
El reto, afirmó Escobar Manjarrez, está en lograr que toda esa población pueda tener acceso a este alimento, y reconoció que “el campo se está quedando solo, sin que nadie lo atienda, porque las nuevas generaciones siguen migrando”.
“México tiene enormes retos y debe seguir manejando la agricultura y ganadería a gran escala, así como adecuar a los pequeños productores a la nueva realidad del país. Se requieren políticas para que los ganaderos tengan su ganado gordo todo el año y produzcan carne; se necesita mejor maquinaria y equipo”, añadió.
El presidente de la Comisión de Ganadería, diputado Oswaldo Guillermo Cházaro Montalvo(PRI), resaltó que el 73 por ciento de las unidades económicas rurales a nivel nacional son de tipo familiar o de subsistencia y presentan poca vinculación con el mercado.
Puntualizó que la mayoría de sus conocimientos tecnológicos son tradicionales y los productos agropecuarios que se obtienen son generalmente de autoconsumo. Además, continuó, estas poblaciones no reciben un salario, ya que participan de los beneficios de sus pequeñas unidades.
Actualmente, dijo, existen programas tendentes a fortalecer y apoyar este tipo de actividad, entre ellos, el de Apoyo a Pequeños Productores (Fapa), el de Concurrencia en las Entidades Federativas y los de Fomento Ganadero y Fomento a la Agricultura. A todos ellos, en este año, se les destinaron 23 mil 913 millones de pesos.
Cházaro Montalvo argumentó que se requiere un marco normativo y jurídico que permita implementar mejores políticas públicas, así como tener instrumentos orientados al desarrollo y bienestar de la población que emprende esta actividad, la cual es amigable con el medio ambiente.
La ganadería familiar en México, agregó, necesita ser mejor reconocida, ya que “tiene un contenido social y patrimonial, da certidumbre y permite aprovechar los recursos naturales; por ello, se debe valorar como una de la fortalezas del campo mexicano”.
Héctor Hugo Olivares Ventura, director general del CEDRSSA, expresó que el tema tiene gran relevancia, porque impacta en el sector agrario. En este sentido, comentó, el libro aporta propuestas que reconocen la jerarquía de la ganadería familiar en el desarrollo del campo del país.
Sus propuestas, afirmó, dan material para el trabajo legislativo, a fin de conjugar en la diversidad del campo las políticas y programas orientados a impulsar la agricultura y la ganadería en un contexto de desarrollo rural sustentable.
El director general del Área de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, de la Universidad Veracruzana, Domingo Canales Espinoza, indicó que esta obra es resultado del diálogo entre el Poder Legislativo y las instituciones académicas.
Su objetivo, afirmó, es encontrar propuestas para mejorar la calidad de vida de las personas que viven en el campo, así como ofrecer alternativas para el desarrollo rural sustentable.
Pablo Arturo Martínez, coordinador del posgrado en Producción Animal, Departamento de Zootecnia, de la Universidad Autónoma Chapingo, resaltó que el libro demuestra que la ganadería y la agricultura familiar son una palanca para el desarrollo rural y el bienestar de la sociedad.
Añadió que el primer paso de la ganadería familiar debe ser el comercio local, pues se ha perdido. “Esta es la oportunidad de rescatar esta fortaleza de la ganadería, principalmente de la pecuaria, al ser uno de los principales medios para satisfacer el mercado local; eso se reflejará en que las zonas rurales coman lo que quieran”.
De la Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro”, el coordinador de la División Regional de Ciencia Animal, Ramón Alfredo Delgado Gonzales, expresó que la obra es la base del inicio de nuevos estudios para otras zonas del país, sobre todo porque se sataniza al ganado en la contaminación ambiental y hay problemas de engorda.
Indicó que la vinculación entre gobierno y universidades es importante, para retomar el trabajo del extensionismo que se perdió a partir de los años 90. “El libro nos proporciona todo un andamiaje de microrregiones”.
Antonio Hernández Beltrán, coautor del libro y coordinador de Estudios de Posgrado, dela Facultad de Medicina Veterinaria y Zootécnica de la Universidad Veracruzana, relató que se plantea la problemática que vive Veracruz en su área agroecológica y, en particular, de la ganadería familiar, donde es fundamental cuidar las razas criollas locales.
Precisó que una problemática en este sector es el relevo generacional, pues el 80 por ciento de los jóvenes que están ubicados en las zonas rurales, “se tiene previsto que van emigrar; fallece el padre ganadero y el hijo vende y se dedica a otra actividad. Requerimos hacer trabajo legislativo que pudiera traducirse en estimular a estos productores y apoyarlos con tecnología”.
El también coautor y profesos investigador de la Universidad Veracruzana, José Alfredo Santiago Villagómez Cortés, mencionó que la búsqueda de la autosuficiencia agroalimentaria nacional se ha basado en la promoción y desarrollo de la agricultura corporativa y comercial. “Pese a ello, la familiar es el sistema productivo agropecuario que predomina en México; no es competitiva en un mercado libre y muchas de sus actividades se desarrollan en ecosistemas frágiles y con prácticas tecnológicas tradicionales”.
Argumentó que este sector posee un alto potencial para contribuir a la solución de los problemas de seguridad alimentaria y ejercer un papel central para la gestión de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, así como la mejora de la calidad de vida en el medio agrario y la consecución de algunas metas de desarrollo sostenible. También, ayuda a la conservación del patrimonio rural y de la biodiversidad; contribuye a combatir la deforestación y los efectos del cambio climático.