Ciudad de México.- Mediante un modelo matemático de epidemiología espacial, investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) muestran que la violencia es un factor de riesgo ligado a los casos de rabia canina, sobre todo en zonas marginadas de alta peligrosidad en las que es imposible el acceso del sector salud para realizar campañas y aplicación de vacunas antirrábicas.
El trabajo realizado por la investigadora de la Escuela Superior de Medicina (ESM), Paola Zárate Segura, se enfocó a estudiar el caso de El Salvador, país que presenta dichos factores sociales y que permitió mostrar la relación de determinantes sociales como la violencia y la pobreza, con la vulnerabilidad para el desarrollo de la infección canina y, como consecuencia, el riesgo de diseminación en humanos.
En colaboración con el Laboratorio Estatal de Salud Pública del Estado de México (LESP), con el Ministerio de Salud de El Salvador (Minsal) y el Instituto Nacional de Salud de Perú (INS), la doctora Zárate Segura mencionó que aunque actualmente existe un reporte de aproximadamente 61 mil casos de rabia humana a nivel mundial, que tienen origen principalmente por mordedura de perros con rabia y dijo que cuando hay un caso es importante cortar la cadena para evitar que el problema crezca. Informó que en los últimos años en México no existen reportes de rabia humana.
Con el apoyo de los especialistas del LESP, Fernando Bastida González, y del INS de Perú, Sergio Recuenco Cabrera, así como de la estudiante de maestría en ciencias de la salud, Patricia Arias Orozco, la investigadora politécnica realizó el estudio, cuyo propósito es servir como guía para formular políticas públicas en el tema epidemiológico, el cual implementaría acciones más focalizadas y efectivas en aquellas regiones donde existen crisis social y rabia canina.
Indicó que como parte de la metodología se aplicaron análisis espacio temporal, además de censos caninos. Asimismo se identificaron áreas de riesgo de la rabia canina distribuidas en tres regiones principales del país, donde prevalecen significativos niveles de violencia y pobreza.
“En este estudio consideramos 10 años de datos de vigilancia epidemiológica de rabia canina en El Salvador y buscamos una asociación con niveles sociales, económicos, de violencia, índices de pobreza y analfabetismo”, agregó.
Consideró que la rabia canina no es riesgo exclusivo para El Salvador, también es una importante amenaza para la salud pública en países en desarrollo donde los factores sociales pueden afectar las medidas de control. Por ello, mencionó que el estudio se puede tomar como guía por otros países y a partir de él diseñar políticas públicas al respecto.
Zárate Segura señaló que actualmente no existe ningún tratamiento una vez que el virus de la rabia se encuentra a nivel del sistema nervioso central, por lo que el mejor tratamiento es lavar inmediatamente la herida después de la agresión de un animal que se sospeche que tenga rabia, aplicar inmunoglobulina humana y/o administrar la vacuna inmediatamente.
Precisó que aunque el periodo de incubación lo determinan factores como: el sistema inmune del individuo, la variante del virus, la profundidad y el sitio de la mordedura, es indispensable aplicar el cuadro profiláctico recomendado por la World Health Organization (WHO) para evitar la muerte por rabia.
Por tal circunstancia, y con el afán de ofrecer un tratamiento efectivo, apuntó que trabaja en el desarrollo de moléculas sintéticas con potencial terapéutico.
La especialista del IPN advirtió que los estudios los realiza en colaboración con otros países, pero aún falta camino por recorrer, pues han probado la efectividad de las moléculas en modelos animales y, hasta el momento, éstas tienen buena efectividad, sin embargo, continúan en esa línea de investigación, ya que pretenden obtener un producto con el mejor potencial terapéutico para el tratamiento del virus de la rabia