La selva amazónica, considerada el pulmón del mundo, abarca siete millones de kilómetros cuadrados repartidos entre nueve países Brasil, Perú (los que más extensión poseen), Bolivia, Colombia, Guyana Francesa, Venezuela, Ecuador y Surinam; hoy día se encuentra ante el mayor ataque de su historia por la expansión de la agricultura, la ganadería, las concesiones mineras y un dramático aumento de plantas hidroeléctricas, entre otros factores que ponen en riesgo esta gigantesca maquinaria bioquímica de la naturaleza, cuyo origen se remonta a por lo menos unos diez millones de años.
Este sistema cuenta con una biodiversidad grandiosa con decenas de miles de vidas de todas formas, tamaños, colores y locomociones posibles, así como cientos de millones de árboles y otras plantas que absorben agua para luego devolverla a la atmósfera en inmensas cantidades de vapor que forma las nubes, las cuales regresan el vital líquido a la Tierra a través de lloviznas o aguaceros, que en parte se precipitan sobre la misma selva amazónica para mantener la humedad constante en sus bosques.
Además, actúa como regulador del ciclo de carbono y del cambio climático, de manera que es fundamental para mantener el equilibrio de la temperatura y la reducción del calentamiento global. Si no se detiene su destrucción se suscitará un cataclismo climático mundial, en virtud de que su zona de irradiación o influencia no sólo es local, sino planetaria.
Preocupados por esta situación, unos 700 periodistas, científicos, académicos, activistas, estudiantes y ciudadanos de todo el mundo se reunieron en el campus de la Universidad Estatal Amazónica en El Puyo, capital de la provincia de Pastaza, en Ecuador, para participar en la Primera Cumbre Amazonica de Periodismo y Cambio Climático (9 al 11 de junio pasado).
Convocada por la organización regional sin fines de lucro Fundamedios, la Universidad Amazónica y la Federación Nacional de Periodistas de Ecuador, el foro, que constó de dos jornadas con diez conferencias y mesas de debate, tuvo como objetivo abrir espacios de diálogo sobre las mejores formas de comunicar los conflictos de la Amazonía, que es el epicentro del cambio climático, “por lo que esta información debe ser cubierta con mucho conocimiento, desde enfoques más allá del medio ambiental, como los derechos humanos, la economía y la política, así como con cautela para no caer en la trampa de la desinformación”, coincidieron los asistentes.
La cumbre también contó con el apoyo de la Unión Europea y la embajada de Estados Unidos en Ecuador, mientras que la Oficina Regional de la Unesco para Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia impartió cuatro talleres y un “tech camp” (campamento tecnológico) en el que participaron periodistas de regiones amazónicas de Perú y Ecuador. Durante ocho horas los asistentes trabajaron en diversos talleres enfocados a las nuevas herramientas periodísticas.
Uno de los temas sobresalientes de este encuentro fue la susceptibilidad a la desinformación en materia de cambio climático, ya que los negacionistas y otros movimientos que rechazan las realidades documentadas científicamente, cuentan con cada vez más sofisticadas formas de diseminar información falsa o engañosa, de manera que los periodistas encargados de cubrir las noticias sobre la Amazonía tienen que estar muy alertas de ello.
Al respecto, Alexis Serrano, editor de Ecuador Chequea -el primer medio dedicado a la verificación del discurso público y los contenidos engañosos que circulan en internet-, dijo que el origen de la desinformación sobre la Amazonía no se limita a quienes comparten mensajes falsos, también tiene que ver con el hecho de que esa zona del mundo no esta teniendo la cobertura noticiosa como debería.