En la vejez suelen darse ciertas desigualdades económicas en torno al género que parten desde la niñez y que se van acumulan a lo largo de la vida, tal es el caso de la educación, siendo que las mujeres no siempre pueden acceder a ella, dándole a los varones una mayor participación en actividades económicas.
Esta desigualdad sí va vinculada con el género, y a su vez con la economía, pues dentro del mercado laboral, el trabajo de las mujeres se ha invisibilizado, porque está relacionado con el cuidado y las labores domésticas, importantes para la sostenibilidad de la vida humana, pero por desarrollarse en el ámbito de lo privado y sin una retribución económica, no es importante, mientras que la contribución masculina es mayormente reconocida debido a que se desarrolla en el ámbito de lo público, aseveró Isalia Nava Bolaños, especialista del Instituto de Investigaciones Económica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Agregó, en el marco del Seminario Permanente de Género, Violencia y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), que en México se ha observado un aumento en la población de personas mayores, por ello es necesario garantizar a la población recursos económicos que le permitan gozar de seguridad económica, lo que puede evitar que las personas al entrar a la edad adulta caigan en una situación de pobreza, asegurando el bienestar de la vejez, una buena calidad de vida y subsistir con buenas condiciones económicas, brindándoles una mayor autonomía y bienes de consumo en este tramo de la vida.
