“La depresión es una enfermedad de la memoria”, afirmó categóricamente Alonso Martínez Canabal, profesor del Departamento de Biología Celular de la Facultad de Ciencias de la UNAM, al destacar que el ejercicio físico no sólo fortalece el cuerpo, sino que también modifica positivamente la estructura del cerebro y combate padecimientos como la depresión.
Durante su participación en la XIII Semana Internacional del Cerebro, con la ponencia Ejercicio y neuroplasticidad, Martínez Canabal explicó que la actividad física incrementa los niveles de dopamina y serotonina, neurotransmisores que cumplen un papel clave en el bienestar emocional y mental. “Eso es estratégico porque su aumento tiene un efecto antidepresivo”, subrayó.
Contrario a estos beneficios, el especialista advirtió que el estrés crónico reduce la neurogénesis, proceso esencial para la creación de nuevas neuronas. Estudios post mortem han demostrado cómo este tipo de tensión deteriora estructuras clave como el hipocampo y la corteza prefrontal, áreas relacionadas con la memoria y la toma de decisiones.
Martínez Canabal precisó que la depresión está profundamente vinculada a un mal funcionamiento de la memoria: “Es la incapacidad de reinterpretar hechos del pasado de manera realista o positiva; el paciente queda atrapado en esquemas negativos que deforman su visión del mundo”.
Según el investigador, trastornos como la anhedonia —pérdida de interés por actividades placenteras— y las rumiaciones mentales, son producto de lo que llamó sesgos cognitivos: patrones que transforman recuerdos neutros en experiencias negativas.
Frente a este panorama, el profesor destacó que el ejercicio aeróbico puede revertir daños: “Hemos visto mediante imagenología que el hipocampo de personas mayores crece cuando hacen actividad física de forma regular”. Este cambio se atribuye a un mayor consumo de oxígeno y a la liberación de hormonas beneficiosas como la adrenocorticotrópica y la del crecimiento, que junto con factores musculares y metabólicos activan procesos de neuroplasticidad y autorregeneración cerebral.
Finalmente, Martínez Canabal subrayó que el cerebro tiene la capacidad de cambiar y adaptarse, incluso después de lesiones traumáticas o accidentes cerebrovasculares, siempre que se estimulen correctamente sus conexiones sinápticas: “El ejercicio no sólo previene la enfermedad, también ayuda a reconstruirnos mentalmente”.
La UNAM, a través de iniciativas como esta semana de divulgación, busca fomentar la conciencia sobre la salud cerebral y sus estrechos vínculos con el estilo de vida.