“Ningún individuo, sociedad o nación podrá resolver los asuntos de cambio climático, la degradación medioambiental o la salud sin la cooperación internacional”, sostuvo el maestro Juan Manuel Martínez Louvier.
Al participar en el 1er. Foro UAM para Repensar la Economía Social y Solidaria organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el director general de Instituto Nacional de Economía Social (INAES) señaló que en los últimos años la humanidad ha enfrentado grandes retos económicos y sociales, “que nos obligan a pensar las cosas de otra manera y representan un momento importante para el cambio”.
Durante la conferencia magistral La economía social y solidaria: De los márgenes a la centralidad en el desarrollo nacional, el especialista afirmó que ese precepto debe repensarse y no hay que hacerlo mucho, “porque tenemos poco tiempo, pero es una oportunidad que se da en una casa de estudios que fomenta el pensamiento y genera la transformación de las conciencias con una visión progresista de la realidad”.
Aun cuando este esquema tiene ya tres siglos ejecutándose en las sociedades en Occidente, desde finales del siglo XX el modelo neoliberal se impuso sobre los otros mediante una gran desigualdad inmoral, no sólo en el país, sino en todo el mundo.
“Hay una frase de Víctor Hugo que dice: ‘No hay nada más poderoso en el mundo que una idea a la que le llegó su tiempo’, y me parece que a la economía social y solidaria le ha llegado su momento para que sea un mecanismo profundo de transformación”.
Martínez Louvier detalló que México es una de las naciones más desiguales del planeta, pues en términos de distribución de la riqueza, del total de la población en el país la mitad más pobre concentra sólo 9.2 por ciento del ingreso; mientras que el uno por ciento más rico 26.1 por ciento.
Lo anterior se debe a que los medios financieros, de producción y comercialización se concentran en muy pocas manos, con objetivos meramente económicos y de acumulación de capital que generan mecanismos de expropiación de la riqueza a las clases más pobres.
Esto se ve reflejado en un estudio entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el que se aprecia cuánto retienen los dueños de las empresas y cuánto va hacia los trabajadores: en un polo está Suiza con una retribución a los accionistas de sólo 13 por ciento y de más de 85 por ciento a los trabajadores; en el otro extremo está México con factores invertidos donde los dueños obtienen más de 65 por ciento del ejercicio empresarial y los trabajadores alrededor de 35 por ciento.
El especialista, quien realizó una estancia académica en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) en París, señaló que frente a esta realidad es preciso transformar la conciencia, contribuir a los cimientos de una nueva sociedad y propiciar un cambio de la cultura de la competencia a la de la cooperación.
“La economía tiene que justificar con medios éticos su existencia y si ésta no genera bienestar para las mayorías, entonces para qué la tenemos. Es necesario ver hacia afuera para darnos cuenta de que estos conceptos de propiedad social de los medios de producción hoy equivalen a una tercera parte de la economía, por eso, para nosotros no es ni pequeña, ni marginal”.
Martínez Louvier concluyó que no se trata sólo de un modo de producción, sino otra manera de vivir y de una nueva cultura, por lo que será necesaria la divulgación de la economía solidaria y el fortalecimiento de las capacidades de los actores, las empresas y organismos del sector social.
Además, se debe propiciar la revisión y el intercambio interinstitucional de la comunidad académica y el trabajo colaborativo, así como armonizar las aptitudes técnicas, tecnológicas y profesionales de mercado, para llegar a una sociedad más justa e igualitaria.