“La fibrosis hepática puede revertirse, pero la cirrosis ya no, porque ya hay daño irreversible en la estructura del hígado”, advirtió Isabel Méndez Hernández, investigadora del Instituto de Neurobiología de la UNAM, al dar a conocer los avances de su estudio sobre las enfermedades hepáticas crónicas.
La experta y su equipo de investigación desarrollan modelos animales en ratas de laboratorio para reproducir las etapas del daño hepático, desde la inflamación, pasando por la fibrosis, la cirrosis y hasta el cáncer. Esto permite estudiar marcadores tempranos, proteínas clave que podrían servir para diagnosticar y tratar a tiempo estas patologías.
El glutamato y sus receptores: claves para detectar el cáncer hepático
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es la identificación del receptor metabotrópico tipo 3 del glutamato, cuya presencia aumenta conforme avanza la enfermedad hepática. “En cada estadio de la enfermedad comenzamos a ver más presencia del receptor, lo que podría convertirse en un marcador preciso del progreso del padecimiento”, explicó Méndez Hernández.
El glutamato, aunque más conocido por su papel en el sistema nervioso, también está presente en el hígado, páncreas y sistema inmunológico, y cumple funciones esenciales en el metabolismo celular. En hígados enfermos se encontró una sobrerregulación de estos receptores, lo que indica su potencial como marcadores tempranos y blancos terapéuticos.
Nuevas estrategias terapéuticas: medicina dirigida con nanopartículas
La investigadora explicó que su laboratorio explora el uso de nanopartículas de menos de 100 nanómetros para desarrollar medicamentos que se dirijan de forma precisa a los tumores hepáticos. “Queremos evitar que los tratamientos afecten células sanas, como ocurre con la quimioterapia convencional”, afirmó.
Este enfoque de medicina de precisión permitiría identificar la progresión de la enfermedad incluso antes de que se genere el cáncer, mediante una biopsia que detecte el aumento del receptor glutamatérgico, lo que representa una esperanza real para miles de pacientes en riesgo.
De la inflamación al cáncer: la cadena del daño hepático
La especialista detalló que enfermedades como la hepatitis B o C, el consumo prolongado de alcohol, el uso de drogas tóxicas o condiciones como el sobrepeso y la obesidad, pueden detonar procesos inflamatorios que dañan los hepatocitos (principales células del hígado).
La inflamación desencadena la producción excesiva de colágena y cicatrices (fibrosis), las cuales pueden seguir avanzando hacia una cirrosis irreversible o cáncer hepático, si no se detectan y tratan a tiempo.