La formación de hombres integrales debe empezar desde el seno familiar, donde las madres alienten a los hijos no sólo para que alcancen sus objetivos, sino a enseñarles el cuidado hacia la familia y el interés por las necesidades de los otros, aseguró Rolando Díaz Loving, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, en el marco del Día del Padre, que se conmemora hoy.
En la actualidad, abundó, es necesario luchar contra elementos sociales como las telenovelas, que perpetúan los estereotipos sexistas del pasado y presentan patrones tradicionales, donde el sacrificio corresponde a lo femenino y la responsabilidad de proveer, a lo masculino.
Por ello, Díaz Loving consideró que frente a la emancipación femenina se aprecia un énfasis menor en intentar que los hombres modifiquen su papel tradicional,
Aunque se manifiesta una tendencia por atribuirse tareas para crear relaciones más efectivas con la pareja, aún se observa que, en general, el varón suele ser reducido a un buen proveedor.
Sin embargo, “debemos formar individuos integrales que no sólo aporten recursos monetarios, sino que se involucren en todo el proceso de paternidad, dentro de los niveles socioeconómicos y educativos”, declaró.
Hombres: media naranja
“Si una mujer realiza actividades de producción y cubre las labores de cuidado y afecto hacia los demás, podemos decir que tenemos una naranja completa”, expuso el universitario.
Mientras que, si nos remitimos a la visión tradicionalista del hombre proveedor, es decir, uno que no llora, siente, sufre ni se sacrifica, tenemos medias naranjas, por lo que el jugo no sale muy bueno, subrayó Díaz Loving.
Ante esta situación, el universitario ha observado tasas más altas de divorcios, pues una mujer que ofrece más, exige el mismo nivel y, en consecuencia, busca alguien que la acompañe y apoye en su desarrollo.
Por ello, abundó, es necesario ofrecer a los varones herramientas para que incorporen estrategias más positivas, constructivas y bidireccionales al dialogar con el otro; distintos estilos de poder para cambiar su impacto sobre la pareja; de negociación para incidir en el bienestar familiar, y nuevas actitudes hacia los roles de género. Así es factible formar personas integrales y, en consecuencia, relaciones más equitativas, agregó.
Las formas de comunicación son importantes para nuestra cultura, por ejemplo “para los estadounidenses la comunicación debe ser lógica y racional, y el contenido, fundamental; en nuestro caso, no importa lo que le digas sino cómo, si lo dice cariñosamente está bien”, refirió.
“Durante mucho tiempo, tuvimos talleres para que la mujer se empoderara, debemos hacer lo mismo para tener hombres más sensibles a las necesidades de los otros, de manera constructiva. No debería existir el Día del Padre o de la Madre, sino festejarse el de los Padres o de los Cuidadores”, concluyó.