Las culturas prehispánicas no solo desarrollaron complejos sistemas de creencias sobre la salud y el cuerpo, sino que muchas de esas ideas, en especial sobre la menstruación, encuentran hoy sustento en la fisiología moderna, reveló un estudio académico de la UAEMéx y la Universidad Anáhuac.
Titulado “Evidencias fisiológicas de los mitos menstruales prehispánicos”, el artículo, elaborado por Georgina Isabel García López, Fidencio Ochoa Flores (UAEMéx) y Antonio Sámano Ángeles (Universidad Anáhuac), analiza cuatro creencias ancestrales en torno al ciclo menstrual que podrían tener correlaciones con conocimientos médicos actuales.
Entre los hallazgos más destacados está la creencia maya de que la menstruación está influenciada por los ciclos lunares. Esta concepción se alinea con estudios contemporáneos, como los de la Universidad Claude Bernard de Lyon, que identifican una débil pero significativa sincronía entre el ciclo menstrual humano y los 29.5 días del ciclo lunar.
Las explicaciones científicas incluyen la influencia de la luz lunar sobre la secreción de gonadoliberinas y serotonina, así como patrones estacionales en las hormonas femeninas que alteran la duración del ciclo menstrual en distintas épocas del año.
Otra creencia prehispánica explorada es el poder curativo de la sangre menstrual, que en su momento fue vista tanto como fuente de vida como agente de enfermedad. Actualmente, investigaciones con células madre endometriales derivadas de esta sangre han demostrado su potencial en tratamientos de enfermedades como esclerosis múltiple, distrofia muscular de Duchenne e insuficiencia cardiaca congestiva, sin efectos adversos observables.
Los autores sostienen que estas creencias ancestrales no eran meras supersticiones, sino observaciones agudas del cuerpo humano que hoy encuentran eco en la ciencia contemporánea. “Se trataba de sistemas médicos simbólicos y espirituales, pero también basados en la experiencia empírica de sus comunidades”, señala García López.
Este estudio promueve una revalorización del conocimiento ancestral en torno a la salud femenina, y destaca la importancia de integrar saberes tradicionales con avances científicos para enriquecer la comprensión del cuerpo y sus procesos