La nutrición es parte fundamental en el tratamiento contra el cáncer de páncreas. Si el paciente consume los alimentos adecuados antes, durante y después de su tratamiento se sentirá mejor y se mantendrá más fuerte.
Muchas personas con cáncer de páncreas experimentan retos significantes en el área de la dieta y la nutrición. Después del diagnóstico, los pacientes deben incorporar una dieta saludable y nutritiva, la que debe ser desarrollada junto con el especialista o un nutriólogo certificado.
El objetivo nutricional del paciente, de acuerdo con la Red de Acción contra el Cáncer de Páncreas, debe ser consumir la cantidad adecuada de líquidos, calorías, proteínas y vitaminas todos los días, para mantener un peso y nivel de actividad deseables. Normalmente, se toleran mejor las comidas ligeras y frecuentes a lo largo del día, que tengan una rica fuente de proteínas.
Los principales objetivos de los cambios en la alimentación son:
1) Evitar o revertir una nutrición deficiente.
2) Mantener la dosis y el horario de los tratamientos contra el cáncer.
3) Controlar los síntomas.
4) Mantener o aumentar el peso y la fuerza.
Cabe señalar que los pacientes con cáncer de páncreas que están en tratamiento sufren diversas complicaciones en su estado anímico, físico, emocional, así como en sus niveles nutricionales, ya que el páncreas deja de funcionar correctamente impidiendo la absorción de nutrientes, ocasionando que el paciente pierda peso y por consiguiente disminuya su calidad de vida y empeore el pronóstico.
La American Cancer Society hace las siguientes recomendaciones a los pacientes con cáncer de páncreas:
Limitar el consumo de carnes, principalmente aquellas que tienen un alto contenido graso a razón de que el organismo no los tolera adecuadamente. Estas se pueden sustituir por pollo, pavo o pescado, este último rico en Omega 3.
Bajo consumo de azúcar, esto es recomendable porque con el cáncer de páncreas los niveles de azúcar en la sangre pueden verse desfasados, por ello es que se deben de consumir pocas cantidades de azúcar y evitar saltarse las comidas durante horas o días.
Agregar a la dieta proteínas, sobre todo aquellas que provienen de las lentejas, frijoles, nueces, granos, arroz o pastas. Se aconseja consumirlas varias veces al día. Estas pueden ayudar a evitar o retrasar la reaparición del cáncer después de una cirugía.
Comer varias veces al día. Se recomienda ingerir cinco comidas pequeñas, ya que con frecuencia los pacientes con cáncer de páncreas las toleran más que hacer tres comidas con porciones grandes. Los alimentos deben ser fáciles de masticar, digerir y absorber.
Incluir frutas y verduras. Deben de consumirse cinco o más porciones de frutas y verduras, principalmente zanahorias, calabazas, manzanas, arándanos, papaya, piña, cebolla e higos. Alimentos que ayudan a fortalecer el organismo, aportan Vitamina C, ácido fólico, además de favorecer una buena digestión y disminuir la inflamación en la zona.
Beber mucha agua. Es de suma importancia que los pacientes mantengan una adecuada hidratación para que los tóxicos que se generan por las quimioterapias puedan ser eliminados por los riñones y de esta manera el organismo siga funcionando correctamente.
Debe tomarse en cuenta que cualquier tratamiento contra el cáncer de páncreas puede alterar las necesidades nutricionales e interferir con la capacidad de comer, digerir y absorber los nutrientes de manera correcta, situación que solo un nutriólogo puede ayudar a corregir.
Además un paciente desnutrido abandona con mayor frecuencia los tratamientos, ya que los tolera menos, y por consiguiente, el tumor tiene más probabilidades de progresar y la desnutrición se acentuará. Antes de hacer cualquier cambio en la dieta del paciente o usar suplementos nutricionales, es importante que estos cambios se discutan con el especialista o con un nutriólogo certificado.
Cabe señalar que en México existen tratamientos que ayudan a los pacientes con cáncer de páncreas a tener una mejor calidad de vida, tal es el caso de Abraxus® para suspensión inyectable (paclitaxel unido a albúmina en una formulación de nanopartículas), que, junto con Gemcitabina, mejora la supervivencia global y representa un nuevo estándar de tratamiento en cáncer de páncreas metastásico.