• La pandemia hizo evidente las grandes asimetrías tecnológicas en educación, plantearon participantes en el segundo día de labores del Primer Encuentro Interinstitucional de Fortalecimiento e Innovación del Bachillerato de la Ciudad de México, auspiciado por el IEMS
En el segundo día de trabajos del Primer Encuentro Interinstitucional de Fortalecimiento e Innovación del Bachillerato de la Ciudad de México, la doctora Alma Herrera Márquez, directora del Instituto de Educación Superior Rosario Castellanos (IRC), planteó que la pandemia evidenció profundas asimetrías en el uso de innovaciones educativas y tecnológicas. “Estamos frente a brechas cognitivas para la apropiación crítica de hábitos de pensamiento, inherentes a espacios digitales”, subrayó.
En la conferencia magistral “Principios para el diseño curricular de modelos híbridos”, la doctora Herrera Márquez estableció en el foro auspiciado por el Instituto de Educación Media Superior (IEMS), que transitamos por una cuarta revolución industrial, basada en dos tecnologías digitales fundamentales: Internet e inteligencia artificial. Ambas, dijo, revolucionan el núcleo de todos los procesos educativos.
La contingencia sanitaria no sólo afectó al aprendizaje y a la educación, sino que trastocó a casi mil 600 millones niñas, niños y jóvenes en todo el planeta. “Nos encontramos ante un nuevo perfil de estudiantes llamado la “Generación C”, denominada así por la “C” de conocimiento, comunicación, comunidad, dispuesta a desaprender modelos rígidos y aprender de aquellos que sean innovadores.
“No importa si es un salón de clases delimitado por cuatro paredes o si es un dispositivo digital, ambos son ventanas que permiten a la comunidad estudiantil reinventarse y avanzar”, añadió.
Dentro de pocas décadas, en el mundo se generará un 75 por ciento de conocimiento nuevo. “Tendremos que formar a quienes dentro de 30 años estén inmersos directamente en el desarrollo de esa nueva condición”.
Las tecnologías, resumió, servirán para potenciar el aprendizaje, pero los modelos curriculares tienen que favorecer el desarrollado de habilidades que permitan al estudiante establecer conexiones.
Entre las recomendaciones que destacan en esta propuesta de esquemas híbridos, están, por ejemplo, fomentar la autenticidad, “ya no podemos pensar en un aula separada de la realidad. Tenemos que pensar que lo aprendido en la escuela se transfiera directamente a la realidad”.
Además, fomentar la interrelación de trabajo y aprendizaje para generar competencias para la vida; facilitar la reflexión para que el estudiante se apropie de los contenidos; y también promover la gestión emocional, pues se piensa que la escuela es la que forma al alumno desde una perspectiva académica desvinculada de la realidad, lo que desmotiva la empatía y deja de lado la posibilidad crítica.
La directora del Instituto externó que la educación media superior es un semillero maravilloso, el espacio donde las y los jóvenes se apropian de lógicas de pensamientos complejos que las transfieren a un contexto, donde se desarrollan los pilares de una ciudadanía crítica que obliga a pensar en los otros.
En una de las mesas de trabajo, llamada “Comunidades preuniversitarias como un tratamiento preventivo a la deserción escolar en el primer año de la licenciatura”, Omar Terrazas Razo, maestro en Ingeniería de Sistemas con especialidad en Planeación, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, dijo que el trabajo fue dotar a los estudiantes de primer ingreso de nivel licenciatura de un instrumento que les permitiera hacer frente a las brechas de conocimiento.
Actual coordinador de Desarrollo Artístico de los cursos y asignaturas del Bachillerato a Distancia de la UNAM, Terrazas Razo explicó que el proyecto “Comunidades preuniversitarias” nació en la Facultad de Medicina de la UNAM, en 2017. Tras la utilidad y los alcances obtenidos por esta plataforma, las facultades de Arquitectura y de Medicina Veterinaria y Zootecnia, también de la UNAM, se sumaron en 2018.
Las plataformas disponibles en este proyecto conforman una suerte de tratamiento preventivo a la deserción escolar en el primer año de la licenciatura; el estudiante adquiere una formación autogestiva.
“El alumno tiene un diagnóstico inicial en distintas áreas o cursos. También se le ofrece un tratamiento de prevención de la salud académica, a partir del cual se le indican o sugieren cursos que una vez aprobados merecen una evaluación diagnóstica. Se han atendido poco más de 20 mil 600 estudiantes.