La pandemia nos “agarra en los huesos”: México Evalúa

0
365

* El gobierno no gastó, en el último año, 92 % de lo asignado a compras hospitalarias

* En riesgo la capacidad para atender la pandemia, por incapacidad burocrática

Sara Lovera

SemMéxico, Cd. de México.- La organización civil México Evalúa informó que el subejercicio del presupuesto en el Sector Salud podría tener implicaciones muy serias en esta crisis sanitaria, porque limita la capacidad del sistema para dar atención a quien lo necesita.

México Evalúa, en el contexto de las protestas de personal médico de diversas instituciones por falta de insumos básicos para atender la emergencia, sostuvo que sólo en el primer trimestre de 2019 se dejaron de gastar cerca de 24 mil millones de pesos, un patrón que se sostuvo a lo largo de 2019 y se mantiene hasta nuestros días.

De un monto aprobado de 17 mil 247 millones de pesos en 2019, sólo se gastaron seis mil 54 millones de pesos. El subejercicio fue de 65 por ciento.

Plantea que el gobierno no gastó 92 por ciento del presupuesto asignado a adquisiciones. Se trata de compras públicas para surtir a los hospitales con insumos para la atención. Esto puede incluir material quirúrgico como pinzas, bisturís, batas para los doctores, ventiladores mecánicos, entre otros.

La directora de México Evalúa, Edna Jaime, consideró que eso la hace afirmar que en esta crisis “nos agarra en los huesos”, luego dijo que el hecho de su invertir en salud tiene implicaciones serias porque limita la capacidad del sistema para dar atención a quien lo necesita, lo que es algo esencial.

Ello se agrava porque, además, no se gasta completo lo que se presupuesta. Los subejercicios en el Sector Salud son una práctica recurrente que se ha acentuado de manera dramática en esta administración. En el primer trimestre de 2019 se tuvo un subejercicio en el sector de 24 mil millones de pesos, casi el mismo monto del acumulado en cinco años (2013-2017).

El seguimiento continuo de México Evalúa, evidencia que el Sector Salud ha estado castigado en los últimos años. Se ha subinvertido sistemáticamente en él. En 2012, el gasto total en salud respecto al PIB llegó a un pico histórico de 2.8 por ciento. A partir de ahí ha disminuido hasta representar 2.4 por ciento del PIB, monto que resulta modesto para el tamaño de nuestra economía. Hoy gastamos por habitante menos de la mitad de lo que gasta Chile, y la brecha con países desarrollados de la OCDE es todavía más amplia.

Sostiene que el subejercicio no es ahorro ni es resultado de aplicar criterios de austeridad. Gastar menos de lo programado en algún rubro puede estar asociado a mala planeación o a un trabajo deficiente por parte de las burocracias. El subejercicio es una medida de incapacidad. En Salud, México Evalúa, tiene 10 años de seguimiento.

Nos agarra literalmente en los huesos

Edna Jaime sostuvo que el COVID-19 llega a nuestro territorio y lo enfrentamos en condiciones de debilidad. Con márgenes muy estrechos, en términos financieros, para poder desplegar un plan de atención robusto para quienes resulten infectados por el virus y para poder ayudar a quienes sufran económicamente a causa de las medidas implantadas para contenerlo. Es cierto que siempre es difícil estar preparado para una eventualidad de esta naturaleza, pero a nosotros nos agarra literalmente en los huesos.

Esta incapacidad es particularmente pronunciada en materia de proyectos de infraestructura sanitaria. De acuerdo a un análisis de México Evalúa, la mayor parte del presupuesto dedicado a este rubro no fue ejercido. De un monto aprobado de 17 mil 247 millones de pesos en 2019, sólo se gastaron seis mil 54 millones de pesos. El subejercicio fue de 65 por ciento.

De lo que se ejerció, 41 por ciento se destinó a proyectos de construcción y 31 a equipo médico. Los rubros más castigados fueron los proyectos de mantenimiento, con cuatro por ciento del presupuesto, y adquisiciones (que no incluye equipo médico), con dos por ciento.

Vamos a sentir el impacto

El impacto del subejercicio, dice Edna Jaime “lo vamos a sentir. El gobierno no gastó 92 por ciento del presupuesto asignado a adquisiciones. Se trata de compras públicas para surtir a los hospitales con insumos para la atención. Esto puede incluir material quirúrgico como pinzas, bisturís, batas para los doctores, ventiladores mecánicos, entre otros”.

El segundo rubro con mayor afectación fue la ampliación o remodelación de los hospitales. De los recursos destinados con este propósito sólo se ejerció 24 por ciento. Es natural que con el tiempo las unidades de servicio requieran adecuar sus instalaciones para adaptarse a la demanda, ya sea para abrir un nuevo servicio de atención o bien para ampliar algún área existente, como la de consulta o el triage –el sistema que identifica la prioridad de una urgencia médica–. En cambio, la construcción de hospitales nuevos fue menos castigada: en este rubro se ejerció 64 por ciento de lo presupuestado.

Sostiene que estamos en la antesala de una crisis de salud y nos agarra en mal momento. Por eso el presidente prefiere encomendarse a los santitos, porque en nuestro sistema de salud hay pocos altares ante los cuales arrodillarse. El tiempo perdido no se recupera, pero el futuro se construye con las acciones que adoptemos hoy. La crisis de salud que se avecina debería cimbrar al presidente y cambiar el orden de las prioridades: dejar morir sus proyectos veleidosos para salvar la vida de los mexicanos.

Contexto

Un grupo de organizaciones, junto a México Evalúa, dan seguimiento mensual al gasto público. Mariana Campos, encargada de este seguimiento en México Evalúa da el contexto de la crisis en el sector salud.

Ha circulado un texto explicativo, que en esta información reproducimos, tal cual:

En 2019 éste gasto reportó una disminución de 3.9 por ciento real en enero de 2020 respecto de igual mes del año pasado, sin embargo, en el sector salud el subejercicio fue mayor, ya que la Secretaría de Salud registró en el primer mes del año una caída de 57.7 por ciento real anual, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En su Informe Mensual de las Finanzas Públicas y Deuda Pública, Hacienda indica que de las dependencias que conforman la Administración Pública Centralizada, la Secretaría de Salud fue la que reportó en enero la mayor caída en el gasto, los datos muestran que ejerció 2 mil 465 millones de pesos, monto que es 57.7 por ciento inferior a lo gastado en enero de 2019.

Además, la Secretaría de Salud reportó el mayor subejercicio de todas las dependencias de la Administración Pública, ya que de acuerdo con el calendario de gasto para 2020, Salud programó gastar recursos por 5 mil 839 millones de pesos en enero, pero se observó que solo gastó 2 mil 465 millones de pesos, lo que implicó un subejercicio de 3 mil 374 millones de pesos.

Otras dependencias que gastaron menos en enero de 2020 fueron las Secretarías de Marina (-31.2 por ciento), Economía (-30.2 por ciento), Educación Pública (-22.9 por ciento) y Sedatu (-19.8 por ciento), principalmente.

En tanto, la SHCP indicó que a enero de 2020 el gasto neto pagado se ubicó en 504.1 mil millones de pesos, monto menor al previsto en el programa en 34.3 mil millones de pesos, mientras que, al comparar con enero de 2019, el gasto neto pagado fue menor en 3.9 por ciento en términos reales.

Respecto al programa, el gasto programable fue menor en 19.2 mil millones de pesos, lo que obedece principalmente a un menor gasto en 7.3 mil millones de pesos de la Administración Pública Centralizada, 5.1 mil millones de pesos de los ramos autónomos, 6.9 mil millones de pesos del IMSS y del ISSSTE, conjuntamente, y 5 mil millones de pesos de CFE, que se compensan en parte por el mayor gasto de Pemex respecto a lo originalmente previsto por 4.7 mil millones de pesos.

Por otra parte, el gasto no programable fue inferior en 15.1 mil millones de pesos a lo previsto, debido al menor pago de Adefas y otros por 14 mil millones de pesos.

La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) fue la dependencia que tuvo un mayor ejercicio del gasto, en enero gastó 3 mil 491 millones de pesos, un aumento de 230.5 por ciento real respecto de enero del año pasado, lo que se atribuye a que Hacienda inició las licitaciones de proyectos de infraestructura desde el año pasado, a fin de que en enero el gasto se ejerciera sobre proyectos en marcha.

Otra dependencia donde se disparó el gasto fue la Secretaría del Trabajo, ya que en enero de 2020 gastó mil 123 millones de pesos, que es un incremento respecto de los 103 millones de pesos gastados en enero del 2019, esto se debe a que en enero del año pasado no había jóvenes vinculados al programa Jóvenes Construyendo el Futuro, como sí sucede al inicio de 2020.

Identificamos que para el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 se plantearon disminuciones, en relación con año 2018, en los presupuestos totales para 31 instituciones. Pues bien, sólo cuatro instituciones (13 %) lograron disminuir su gasto en comparación con el año anterior y en la medida establecida en el presupuesto 2019. El resto gastó de una forma distinta al plan. Pero ¿eran viables esos recortes propuestos, en primer lugar?

Para lograr una administración pública más eficiente, que logre más con menos, se requieren instrumentos que mejoren la operación y la toma de decisiones.

De los 27 restantes, 11 instituciones consiguieron disminuir su gasto, aunque en un monto menor al programado, por lo que se excedieron en su presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados. Entre éstas destaca la Secretaría de la Función Pública, que debió disminuir su gasto en 600 millones de pesos, pero sólo lo logró disminuir en 12 millones –excedió su presupuesto aprobado en 588 millones de pesos–.

Otras 11 terminaron gastando aún menos de lo planeado (sí, ahí está la Secretaría de Salud), acaso para compensar, en parte, la debilidad de los ingresos del gobierno vista en todo 2019, el sobregasto de las primeras 11 y el comportamiento ‘extremo’ de las restantes cinco instituciones, que no lograron disminuir el presupuesto en relación al año anterior porque en realidad lo incrementaron. Ahí destaca el gasto de la Secretaría de Educación Pública, que ‘siempre sí’ brindó apoyos adicionales a las universidades estatales –las que, por cierto, subsisten en la quiebra desde hace años: fue ingenuo esperar que este viejo problema se iba a controlar sólo con el ‘querer es poder’–.

Para lograr una administración pública más eficiente, que logre más con menos, se requieren instrumentos que mejoren la operación y la toma de decisiones. De nada sirve dictar presupuestos optimistas y reformar los procesos de la administración pública para intentar controlar sin tener en realidad cómo controlar.

¿A qué nos referimos?

Por ejemplo, se centralizaron las compras púbicas sin contar todavía con una plataforma digital integral para digitalizar la contratación pública. Con este instrumento es posible llevar a cabo inteligencia de mercados, lo que significa conocer mejor y en menor tiempo quién vende qué y a qué precios, con el propósito de comprar más rápido y con mejores condiciones… En fin, una plataforma con estas características sí permitiría incrementar la eficiencia del proceso. También deben adoptarse los modelos de costos, que son indispensables para estimar cuánto cuesta operar los procesos de los programas y de las políticas públicas. Con este tipo de instrumentos entonces sí ‘querer es poder’.