La regulación de la inteligencia artificial debe ser ética y flexible, no rígida ni punitiva: Pablo Pruneda Gross

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“La regulación de la inteligencia artificial (IA) debe ser ética, flexible y basada en incentivos, no en sanciones; de lo contrario, se vuelve obsoleta e ineficaz”, afirmó de manera categórica Pablo Pruneda Gross, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, durante su participación en el AI Summit 2025.
Desde el foro organizado por el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la UNAM, en colaboración con OpenAI y Fintual, el especialista advirtió que México tiene una oportunidad histórica de liderar un modelo regulatorio global si aprovecha las experiencias internacionales y diseña una gobernanza multiactor: “Gobierno, academia, industria y sociedad civil deben sentarse en la misma mesa”.
Pruneda Gross propuso una regulación orientada por principios éticos, no coercitivos, que priorice el desarrollo humano, la equidad, la justicia social y el respeto a los derechos fundamentales. Subrayó que el diseño regulatorio debe estar alineado con América del Norte, para evitar aislamiento tecnológico y desventajas competitivas.
Entre los principales riesgos que abordó, destacó:
• Uso bélico de la IA, como drones autónomos en zonas de guerra.
• Polarización social por algoritmos que refuerzan burbujas informativas.
• Deepfakes y fraudes digitales que afectan la privacidad y confianza pública.
• Discriminación algorítmica que amplifica sesgos preexistentes.
Recordó que organismos internacionales como la UNESCO (2021) y la OCDE (2019, con actualizaciones en 2023 y 2024) ya han emitido principios rectores para la IA, pero que su adopción requiere adecuación a realidades locales. En ese sentido, criticó la fragmentación normativa en Estados Unidos, donde entidades como California y Nueva York han emitido leyes inconexas, y celebró el enfoque integral adoptado por la Unión Europea, cuya Ley de Inteligencia Artificial entró en vigor el 1 de agosto de 2024.
“Estamos en un momento extraordinario del desarrollo de la especie humana. La IA puede transformar la salud, la educación, la justicia y la producción, pero también puede ponernos en riesgo si no se regula con visión y responsabilidad”, concluyó Pruneda Gross.