La tecnología cambió las formas de conversar

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El milenario arte de la interlocución, que tan minuciosamente documentó la historiadora y crítica literaria italiana Benedetta Craveri en su obra La cultura de la conversación, se ha perdido irremediablemente como consecuencia del uso continuo de las nuevas tecnologías, capaces de hacer un cruce inmediato de mensajes entre personas distantes, lo cual ha desplazado a la comunicación verbal que hace posible el intercambio directo de ideas.

A esta conclusión llegó Sherry Turkle, psicóloga y socióloga del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MTI), luego de 30 años de estudiar la manera en que las nuevas tecnologías cambian la forma de comunicación de las personas insertas en la era global.

La información reunida durante tres décadas está contenida en su libro En defensa de la conversación. El poder del habla en la era digital en cuyas páginas documenta cómo los más variados tipos de charla: entre amigos, en la pareja, en la familia y hasta la que cada uno mantiene consigo mismo en soledad, han sido erosionados por la tecnología.

Para Turkle, el hábito de conversar cara a cara ha sido eclipsado por el texteo en los dispositivos digitales que posibilitan un diálogo editado, a distancia y por turnos; ello en detrimento de la capacidad de sentir empatía y leer las emociones del interlocutor, además de que modifica las relaciones sociales.

La psicóloga y socióloga del MTI detectó en su investigación la existencia de un círculo vicioso: los padres les dan teléfonos móviles a sus hijos y como éstos no logran que sus progenitores dejen sus dispositivos, pues se refugian en los suyos, de manera que los padres usan esa concentración de sus hijos en los celulares como un permiso para estar en sus teléfonos todo el tiempo que quieran.

El extenso trabajo de Turkle (su libro tiene 500 páginas) analiza el riesgo que corre el género humano al perder la capacidad de hablar a la cara, al eliminar el contacto visual, al negarnos la espontaneidad en una charla en persona, lo que supone cambios que van más allá de cuestiones de forma; la tecnología hace algo más que reconfigurar la forma como conversamos, porque está transformando muchos de los presupuestos que hacen posible una verdadera conversación, es decir, una sintonización con la frecuencia del otro.

La especialista señala que existe una crisis de empatía, generada por un problema en la manera de escuchar, y sin atención no hay conversación posible, la gente está encerrada cada cual en su propio mundo o en sus tribus virtuales y tiene problemas para socializar con el otro. La cultura contemporánea se funda en el atropello de la palabra por la imagen, que en cierto modo acorrala y acota las capacidades expresivas más complejas de la palabra, ahora es el ojo antes que el oído el que decide nuestra elecciones e intercambios.

La conclusión de Turkle es que hemos sacrificado la conversación por la mera conexión, y no hay que olvidar -asegura- que la conversación es la única manera de ser humanos.

La otra cara de la moneda

Sin embargo, hay quienes refutan la tesis de Turkle, como el historiador y académico británico Peter Burke para quien la aparición de internet ha traído consigo un desafío en las concepciones que tenía la humanidad tanto de los géneros de conversación como de los espacios para realizarla; hoy las tertulias ya no se producen frente a frente o delante de un café porque internet abrió una nueva vía.

Burke considera que los blogs son una forma de comunicación e igual que los chats ofrecen un espacio virtual para charlar, intercambiar puntos de vista e incluso cortejar; los blogs dan oportunidad a los individuos de expresar sus opiniones sobre temas de actualidad, así como añadir comentarios sobre los juicios de otras personas.

Una ventaja que Burke ve en los chats y blogs es que la imposibilidad de ver o escuchar a los demás que escriben nos libera de ciertos prejuicios. En cualquier caso -apunta-, si pensamos en los blogs como una nueva forma de conversación, junto a otras tradicionales como seminarios, grupos de debate y entrevistas, podemos concluir que el arte de la conversación no está en decadencia, sólo se ha transformado.

Mientras que Juan Francisco Alonso, periodista del diario español ABC y egresado de la Universidad Complutense de Madrid, señala que la web es un foro ininterrumpido de ideas y opiniones que funciona las 24 horas de todos los días, por lo cual piensa que internet es el nuevo paraíso de la conversación y sin límites geográficos en virtud de la constante actividad de los internautas, así como de las aplicaciones creadas para compartir.

Ha sustituido a la tertulia del café, es otro modelo de charla: global en lugar de local, veloz en lugar de pausada, multitudinaria e interclasista en lugar de selectiva; la brevedad de los mensajes en Twitter (sólo 140 caracteres) no necesariamente les resta sustancia.

Asegura Alonso que la conversación en internet revoluciona ya a medios, empresas y ciudadanos porque es posible desarrollar conceptos a través de varios tuits, o incluso que otras personas complementen una idea con respuestas y el hecho de que los políticos de todo el orbe utilicen Twitter es un síntoma de que se trata de una herramienta relevante.

Por último, José Luis Orihuela, profesor de la Universidad de Navarra y especialista en nuevos medios, expone que la web social es un nuevo escenario para la conversación, que no reemplaza a los anteriores, sino que los enriquece, los extiende y los proyecta más allá del mundo físico.

El creciente uso de los blogs, de las redes sociales y de Twitter muestran que los usuarios se están apropiando de la red para conversar, establecer relaciones y compartir tanto información como emociones y aunque la tecnología no suplanta el abrazo ni el café, permite conversar con todos sin importar cuán lejos estén.

Internet es un medio nuevo en el que aún estamos aprendiendo cuáles son las normas de comportamiento y la etiqueta necesaria para que funcione, concluye el catedrático.