Son vulnerables las mujeres privadas de la libertad, por lo que es obligación del Estado procurar su salud física y mental, además de respetar sus derechos humanos y su dignidad, en ese sentido, las condiciones de vida de ellas son diferentes a las de los hombres, por ello se privilegiará la revisión de casos para verificar si los procesos o sentencias que recibieron fueron apegadas a la ley, o si califican para que sean beneficiadas con la Ley de Amnistía, pues algunas de ellas obtuvieron su libertad.
Así lo expuso, Myrna Araceli García Morón, titular de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM), al realizar una visita al Centro Penitenciario y Reinserción Social (CPRS) de Texcoco “Dr. Alfonso Quiroz Cuarón”, acompañada de Beatriz Maldonado Cruz, presidenta de la asociación civil “Mujeres Unidas por la Libertad”, quienes asisten para verificar las condiciones en los centros penitenciarios, ya que no es aceptable que se vulnere su integridad física.
De igual García Morón mencionó que se debe fomentar el derecho a una menstruación digna de mujeres privadas de la libertad e informarles sobre los beneficios de la Ley de Amnistía estatal.
Ante la directora del centro penitenciario, Merly Ingrid Cuéllar Romero; la representante de la Subsecretaría de Control Penitenciario, Paulina Adriana Piña Ruiz; el visitador especializado de Atención a Personas Privadas de la Libertad (PPL), Carlos Valdés Andrade e integrantes de la asociación civil, Beatriz Maldonado Cruz donó kits de artículos de higiene persona.
Quien aseveró que ellas levantan la voz por aquellas mujeres que son estigmatizadas y discriminadas por haber estado en la cárcel, ya que son seres humanos que cometieron un error, pero merecen vivir con dignidad; por ello, buscan a través de su activismo el acceso a la justicia, a una menstruación digna y la salud mental de este sector.
Finalmente, Norma Ávila Sandoval, en el marco de su conferencia impartida por ella, expuso que “la paz comienza en el corazón de las mujeres”, pues solo hay dos formas de estar presentes: su nombre y su cuerpo, y si no se nombran, la persona pasa desapercibida; por ello es necesario estar en paz y sanar aquellos malos recuerdos y experiencias, ya que el mejor regalo que una madre puede dar a su hija y a las siguientes generaciones es sanarse y traspasar su luz.
Las condiciones de vida de una mujer privada de la libertad es distinta a un hombre
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