Las pantallas devoran; la lectura, alimenta: Le Maire

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Constelación Andrómeda

Es ministro de Finanzas, no de Educación, pero tiene claro el provecho que es posible extraer de un libro, es un apasionado de la lectura, admirador de Marcel Proust, interlocutor del escritor francés Michel Houellebecq y del austriaco Peter Handke, y cree en la literatura como “forma de poder”. Se trata de Bruno Le Maire.

Este funcionario del gobierno de Francia se volvió protagonista en las denominadas redes sociales con miles de reproducciones en todo el orbe, de un mensaje que dirigió en febrero 2021 a un grupo de jóvenes que participaron en un foro sobre libros de economía, a quienes habló sobre la lectura y el amor por la literatura.

“Lean. No se imaginan el placer que van a sentir”, dijo Le Maire al inicio de su vehemente apología sobre la lectura, pero sin apartarse de la sobriedad de sus formas y su tono para convencerlos de lo importante que es dejar las pantallas de los teléfonos y las tabletas, y ‘meterse’ en las páginas de un libro.

Hizo una defensa de la superioridad de los libros sobre las pantallas con argumentos sólidos: “la lectura va a desarrollar su imaginación, les va a permitir abrirse a mundos radicalmente nuevos en los que no habrían entrado si no fuera por las palabras, que les va a permitir entender quiénes son, que va a poner palabras a aquello que sienten y que ni siquiera sabían sobre ustedes”.

Bruno Le Maire, de 52 años, un hombre de letras al frente del ministerio de los números, podría parecer una paradoja, sin embargo es un hombre construido por la lengua, que ha hecho carrera con la pluma como herramienta y necesita de la literatura; esa pasión por la lectura lo lleva a escribir. El funcionario es autor de libros como El Ministro, El ángel y la bestia, Paul, una amistad, Música absoluta: Un ensayo con Carlos Kleiber, Días de energía, Estadistas, Sin memoria el presente se vacía y El nuevo imperio. Europa del siglo XXI, entre otros.

Conocido tanto en la política como en la diplomacia, Le Maire ocupa el Ministerio de Finanzas desde 2017, pero antes fue secretario de Estado para Asuntos Europeos (2008 y 2009) y ministro de Agricultura (2009 y 2012). Su currículum incluye el Instituto de Estudios Políticos y la Escuela Normal de Administración, donde su formación de base fueron las letras modernas. “Escribo para comprender mejor lo que hago y para explicarlo”, ha dicho.

En su efusiva alocución, Le Maire sostuvo que la singularidad de la lectura es que se trata de una actividad solitaria que nos abre al resto del mundo. “Están solos, pero nunca están tan cerca de los demás como cuando leen un libro”, y pidió a todos los jóvenes que lean y se aparten de las pantallas; “las pantallas los devoran, la lectura los alimenta. Las pantallas los vacían, los libros los llenan”. Esa es la diferencia, expuso.

A continuación, la transcripción al español (hecha por españoles) del discurso integro de Le Maire.

“Leed. No os imagináis el placer que vais a sentir. Lo digo con mucha convicción porque tengo hijos, uno de ellos va al instituto, y lo de la lectura se ha convertido en un combate. Y este combate lo llevamos a cabo con Marc Ladreit de Lacharriere (empresario), con Luce Perrot (periodista), con Éric Reinhart (escritor), que está aquí, con todos los periodistas que están presentes aquí y escriben. No es para molestaros, no es para daros lecciones de moral, no es para obligaros a hacer actividades duras.

“La lectura es un placer inmenso que va a desarrollar vuestra imaginación, que os va a permitir abriros a mundos radicalmente nuevos en los que no habríais entrado si no fuera por las palabras, que os va a permitir entender quiénes sois, que va a poner palabras a aquello que sentís y que ni siquiera sabéis sobre vosotros. Y que una persona totalmente desconocida a la cual nunca habéis visto y a la que probablemente nunca veáis os susurrará al oído, en el silencio de la lectura, cosas que nunca habríais comprendido sobre vosotros si no las hubierais leído.

“Aprendemos más sobre el deseo de aventura leyendo Robinson Crusoe, que yéndonos de viaje. Aprendemos más sobre el deseo y los celos, a veces en la base del deseo, leyendo Albertine desaparecida o La prisionera, que por la experiencia propia. Y cuando uno mismo tenga celos porque quiere a alguien que no le quiere a él, basta con leer a Proust para entender ese sentimiento, para ponerle palabras. Y esas palabras os van a calmar porque os harán comprender que formáis parte de una comunidad que siente las mismas cosas, no estáis solos.

“Esta es la singularidad de la lectura: es una actividad solitaria que os abre al resto del mundo. Estáis solos, pero nunca estáis tan cerca de los demás como cuando leéis un libro. A todos los jóvenes que nos escuchan: leed. Apartaos de las pantallas. Salid de las pantallas. Las pantallas os devoran, la lectura os alimenta. Esa es la diferencia. Las pantallas os vacían, los libros os llenan. Esa es la diferencia.

“Está claro que es un combate. Porque las pantallas son lo fácil, captan tu atención, te atrapan, y además están muy bien organizadas. Saben daros, como a las ratas, pequeños estímulos cada 5 segundos, cada 10 segundos, que os obligan a seguir pegados a la pantalla. Pero por desgracia, eso no os permitirá desarrollar vuestra libertad. La literatura es un arma de libertad. Y las pantallas -no todas, aquí no hablo de pantallas de cine, hablo de las pantallas de los gigantes digitales- pueden convertirse muchas veces en instrumentos de sometimiento. Las pantallas os pueden someter en vuestro consumo, en vuestro comportamiento, en vuestras practicas o en vuestros gastos para orientar vuestros pensamientos. La literatura os da libertad. Las palabras os dan libertad para construiros y ser quienes sois.

“Se lo digo a todos los estudiantes que nos escuchan: cada uno de vosotros es único. La literatura y los libros os permitirán descubrir hasta qué punto sois únicos. Cada persona es única, y es la literatura la que nos lo enseña”.

En opinión del ministro Le Maire, todo poder es una representación. Más que cualquiera de las otras artes, la literatura es la mejor representación del poder y considera que el nombre y la obra de Houellebecq permanecerán más que la de muchos políticos.

Bruno Le Maire se mueve en el mundo de las letras, pues tiene relación y se escribe con regularidad con los autores Marie Darrieussecq (finalista del Premio Goncourt 1996) y Jean Christophe Rufin (también médico, académico y diplomático, ganador del Premio Goncourt en 1997 y 2001).