(Agencia UNAM) En la presentación del libro “El estallido del populismo”, durante la Feria Internacional del libro de Guadalajara, discutieron sobre populismo los escritores Álvaro Vargas Llosa, Sergio Ramírez y Enrique Krauze.
El historiador mexicano acotó que la parte central del populismo es la figura de un líder carismático. Un carisma cercano a la magia. El micrófono vincula al líder con un sector muy importante de la gente. Se crea el contacto directo entre el líder y el pueblo.
En el caso de Trump, indicó Krauze, se suman al micrófono la televisión y el Twitter. Desde esas plataformas se decreta la verdad. Se divide al país o al mundo entre los buenos y los malos. Y no hay medias tintas, o se está con ellos o contra ellos. Los matices no son aceptados por el líder.
Líderes como Trump, agregó el autor de “Siglo de caudillos”, polarizan a la sociedad con movilizaciones, acotan la libertad de expresión y a las instituciones.
A esto hay que sumarle la elección de un enemigo. En este caso, dijo Krauze, el enemigo que eligió el presidente de los Estados Unidos fue México. Y México no es un peligro, es el vecino que todo mundo soñaría.
El intelectual mexicano recordó una frase de Aristóteles: “Son los demagogos los que destruyen la democracia”. Y cerró con una de Daniel Cosío Villegas: Nunca depositen el poder en manos de una sola persona.
Por su parte, Álvaro Vargas Llosa, coordinador del libro, indicó que en los regímenes populistas hay un pacto de ficción entre el líder y sus gobernados. Un pacto que consiste en la invención de un pasado que no existió y un futuro que nunca existirá.
Finalmente, Sergio Ramírez precisó que una de las características principales del populismo es el despilfarro, dar a manos llenas. El caudillo es capaz de resolverlo todo. Y se preguntó: ¿Por qué un país tan rico como Venezuela terminó en la quiebra?