Ante la información que circula en las redes sociales en las que se afirma que investigadores del Departamento de Sismología de la UNAM han predicho la ocurrencia inminente de un gran terremoto en México, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) e investigadores de dicho departamento afirmaron que esta información es apócrifa y completamente escandalosa.
Por ello, Víctor Manuel Cruz Atienza, jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica (IGf) de esta casa de estudios, exhortó a ignorar información de esa naturaleza, pues no es posible predecir los sismos. La población debe referirse a fuentes oficiales y especializadas, como es la página de Internet del SSN.
En cuanto a los terremotos de magnitud superior a siete en las regiones de Kumamoto, de la isla de Kyushu, y la costera de Ecuador, ocurridos en menos de 48 horas, Cruz Atienza negó que exista relación causal entre dichos movimientos telúricos o que tengan implicaciones en la sismicidad de México.
Nuestro país está enclavado en una región tectónicamente muy activa: son cinco placas que interactúan entre sí; una de las que producen la mayor cantidad de sismos es la de Cocos, que subduce por debajo de la de Norteamérica, y que abarca la mayor parte de la zona de subducción mexicana desde Jalisco hasta Chiapas. Esa tectónica seguirá produciendo terremotos de gran magnitud.
Sin embargo, aclaró, no debemos esperar nada especial en nuestro territorio como consecuencia de los sismos ocurridos en Japón y Ecuador. Simplemente debemos estar preparados para los que ocurran en el futuro incierto.
Cruz Atienza mencionó que aunque Japón y Ecuador están en el Cinturón de Fuego, ubicados en la periferia del Océano Pacífico, lugar donde se concentra la mayor actividad sismológica y vulcanológica del planeta, no guardan ninguna relación, porque fueron provocados por distintas placas tectónicas que no tienen interacción entre ellas; es decir, es un fenómeno completamente normal que seguirá ocurriendo.
En el caso del Japón, apuntó, las dos placas que están en interacción son la Filipinas, que subduce por debajo de la Placa Euroasiática. En el caso de Ecuador, es la de Nazca que subduce por debajo de la placa de Sudamérica, entonces son diferentes las que interactúan en los dos países.
“Es casualidad que en los últimos años cierta actividad sísmica mayor haya ocurrido en marzo y/o abril; no hay ninguna relación causal entre las épocas o temporadas del año y la ocurrencia de sismos. Si bien las mareas terrestres (deformación que sufre nuestro planeta por el campo gravitacional de la Luna) tienen implicaciones sutiles en la tasa de sismicidad de baja magnitud, no hay correlación entre los grandes sismos que puedan ocurrir en las zonas de subducción y la temporada del año”, aclaró.
No es atípica, de ninguna manera, la actividad sísmica en Ecuador, pues el registro histórico muestra que ahí han habido terremotos de gran magnitud en el pasado: la cifra es de siete sismos de magnitud superior a 7 en el último siglo; uno de ellos por lo menos de magnitud 8.3, ocurrido en 1906, que produjo un tsunami devastador.