En el marco de la celebración del Día Niño, Voz Pro Salud Mental Ciudad de México (VPSM CDMX) aborda las implicaciones a corto, mediano y largo plazo del maltrato físico infantil (MFI).
El MFI se define como cualquier agresión física hacia un menor de edad, y en ocasiones lo llevan a cabo los padres o cuidadores, aunque también pueden ser personas ajenas al hogar y, en algunos casos, los mismos compañeros de escuela.
EL MFI se divide en tres categorías:
1. Leve: sacudidas y nalgadas que no dejan marcas.
2. Moderada: golpes, empujones y arrojar objetos sin poner en riesgo la vida del menor.
3. Grave: golpear repetidas veces, estrangular, quemar, arrojar o azotar al menor, o cualquier otro tipo de violencia que ponga en peligro su vida.
Las consecuencias más evidentes son las lesiones a nivel físico: cortaduras, cicatrices, fracturas, traumatismos craneales, quemaduras de primer y segundo grado, y, en los casos más graves, la muerte.
Sin embargo, este tipo de violencia constituye un severo factor de riesgo, ya que puede dañar el desarrollo psicológico, emocional o cognitivo del menor, con efectos que derivan en desórdenes de estrés postraumático, limitación en habilidades de interacción personal, dificultad para el aprendizaje o bajo rendimiento escolar, así como desórdenes de hiperactividad, impulsividad, irritabilidad, ansiedad, depresión o déficit de atención, y en algunas ocasiones, llevar a conductas de riesgo como autolesiones y consumo de alcohol y sustancias.
Los niños que sufrieron MFI también son más propensos a presentar conductas agresivas en la adolescencia y en la edad adulta. Además, una tercera parte de los padres que fueron maltratados de niños repiten el maltrato con sus propios hijos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también reconoce un mayor consumo de alcohol y drogas, síntomas de depresión y conductas violentas en la edad adulta como posibles consecuencias del maltrato infantil, además de la obesidad y el tabaquismo.
La OMS también estima que los padres que cuidan poco de sus hijos o no tienen vínculos afectivos con ellos, así como quienes consumen alcohol o drogas, o participan en actividades delictivas, son más propensos maltratarlos. Por ello, considera al MFI -junto con otros tipos de maltrato infantil- como un importante problema de salud pública a tratar.
En México, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, el maltrato físico lo padecen tanto niñas como niños (42.2% y 45.3%, respectivamente), pero son los menores de 2 a 4 años quienes reciben más castigos físicos que otros grupos de edad. Por su parte, los varones reciben castigos físicos severos en mayor medida que las mujeres -quienes reciben mayor violencia psicológica-, y este tipo de castigos aumentan en ambas poblaciones entre los 10 y los 14 años.
Por su parte, el Informe Anual de UNICEF México 2017 señala que 6 de cada 10 niñas, niños y adolescentes entre 1 y 14 años han experimentado algún método violento de disciplina infantil en sus hogares, de ellos 1 de cada 15 ha recibido alguna forma de castigo físico severo (jalones de orejas, bofetadas, manotazos o golpes fuertes).
La violencia en el seno familiar en muchos casos se sigue considerando un asunto privado; por lo que, sin duda, existe un gran subregistro de los casos, esto aunado a que el 5% de las madres y el 8.4% de los padres creen que el castigo físico es necesario.
Recomendaciones
En Voz Pro Salud Mental CDMX nos expresamos en contra de todo tipo de maltrato infantil. Consideramos que existen medidas no violentas para corregir las conductas no deseables en los niños. Por esta razón, recomendamos a los padres de familia utilizar las siguientes alternativas al momento de disciplinar a sus hijos:
1. Evalúa la gravedad de su conducta
Antes de regañar a tu hijo o querer aplicar un castigo revisa si la situación realmente lo amerita. Accidentes como derramar un vaso solamente requieren de un recordatorio como “Ten más cuidado la próxima vez” y enseñarle al niño a limpiar el líquido.
2. Explícale a tu hijo lo que hizo mal
Los niños no siempre están conscientes del daño que pueden causar con sus conductas, por lo que a veces basta con explicarles los efectos negativos de sus actos de una manera adecuada para el nivel de entendimiento de su edad.
3. Aplica castigos coherentes con la falta que cometió el niño
Los golpes únicamente enseñan al niño a tenerle miedo a los adultos. Los castigos congruentes con la falta, por otro lado, enseñan al niño que sus acciones tienen consecuencias. Por ejemplo: si tu hijo o hija hizo algo que te hizo perder dinero, retírale ese dinero de su domingo semanal, de esta forma, le enseñaras a responsabilizarse por la pérdida.
4. Recompensa la conducta positiva de tu hijo
Es más fácil y agradable para el niño reforzar una conducta positiva mediante la recompensa que eliminar una conducta no deseada mediante el castigo. Felicita a tu hijo o hazle un regalo cuando hace algo bien o cuando evita portaste mal.
Con el propósito de dar a conocer una red de apoyo a todos aquellos quienes necesiten de una guía, Voz Pro Salud Mental CDMX ofrece información y cursos de psicoeducación sobre enfermedades mentales para pacientes y familiares. Para más información, comunicarse a los teléfonos (55) 1997 5040 y 41, el correo: [email protected], página web: www.vozprosaludmental.org.mx, FB: Voz Pro Salud Mental DF, o Twitter: @vozprosalud.