El agua en México padece graves desequilibrios en su ciclo natural de vida, sobreexplotación de los acuíferos, contaminación, administración inadecuada, fugas y un inequitativo abasto en las diferentes regiones del país, por condiciones geográficas y socioeconómicas irregulares y la falta de una administración apropiada que garantice el derecho humano a ese recurso, resumieron expertos reunidos en la UNAM.
En la continuación de los Foros Universitarios La UNAM y los Desafíos de la Nación, en esta ocasión dedicados al tema El Agua en México: Retos y Soluciones, Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de esta casa de estudios, señaló que se trata de un asunto emergente de gran actualidad por el crecimiento demográfico y las afectaciones del cambio climático.
“Buena parte de la nación cuenta con estrés hídrico y otra con sequías. Hay problemas serios de contaminación y de desperdicio”, dijo. Por ello, en la UNAM hay importantes esfuerzos para estudiar estas cuestiones, dentro de la Red del Agua y el Pumagua, que tiene un programa de manejo, uso y reúso del líquido en esta casa de estudios, con la participación de toda la comunidad universitaria.
En el Auditorio José Luis Sánchez Bribiesca de la Torre de Ingeniería, resaltó que “los planteamientos obtenidos de este foro se harán llegar al Congreso y a las instancias encargadas del manejo de los recursos hídricos”.
Soporte de vida
El ciclo hidrológico es el soporte de vida del planeta. Ocurre en las cuencas, de las que debemos mantener su estructura para tener suelos que retengan sedimentos y contaminantes, alertó Helena Cotler, profesora de la Facultad de Ciencias e integrante del CentroGeo, durante la primera mesa del evento, en la que analizó al agua como soporte de vida. Subrayó que la integridad de las cuencas depende de su gestión.
Dos terceras partes del país están en zonas desérticas y semidesérticas, y éstas contienen 77 por ciento de la población nacional, indicó Humberto Marengo Mogollón, de la Facultad de Ingeniería. “En el sureste hay agua, pero un menor desarrollo industrial”.
Para garantizar este recurso a la población, propuso almacenarlo y hacer una recarga de calidad en los acuíferos. Y para profundizar en el tema, sugirió más investigación y desarrollo en México.
El moderador, Luis Agustín Álvarez Icaza, director del Instituto de Ingeniería (II), agregó que se debe corregir la gestión del agua, invertir en tecnologías prioritarias y lograr la participación de la sociedad civil.
Derecho humano
En la mesa II Acceso Equitativo al Agua Potable y Saneamiento, Blanca Jiménez Cisneros, investigadora del Instituto de Ingeniería y miembro de la División de Ciencias del Agua de la Unesco, aseveró que la nación no ha tenido la inteligencia para dotar de agua potable y drenaje a la totalidad de su población, servicios que son la base para el desarrollo nacional.
Hay países como Cuba, en donde el gobierno garantiza el derecho al líquido, y otros como Turquía, que invierten el triple en abasto para satisfacer a los migrantes.
Manuel Perló Cohen, director del Instituto de Investigaciones Sociales y especialista en el estudio sobre el agua, dio a conocer que trabaja en una investigación cuyo objetivo es preguntar a expertos en 10 de las ciudades más importantes de México acerca del futuro del recurso y la conclusión es la misma: “Nueve de 10 opinan que la situación del país para 2020 y 2035 será grave o extremadamente grave en materia de agua potable. Es una señal de alerta en estas urbes, es un hecho que el problema se acentuará en los próximos años”.
María del Carmen Carmona Lara, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, consideró que hay que replantear la gestión del líquido y partir del principio de respeto a la dignidad humana.
“Se necesita el paradigma de los derechos humanos con un nuevo modelo de gestión. Se tendrían que nacionalizar todas las aguas (subterráneas y superficiales) para que no puedan ser privatizadas y garantizar la seguridad hídrica”.
El moderador, Eduardo Vega López, director de la Facultad de Economía, opinó que uno de los grandes desafíos es tener agua disponible con la calidad adecuada.
Factores de vulnerabilidad
El crecimiento desordenado de la ciudad con el boom inmobiliario, la pobreza y la inequidad en el territorio son factores que están generando una mayor vulnerabilidad en las ciudades que enfrentan fenómenos hidrometeorológicos cada vez más extremos, reconocieron especialistas en la mesa III del foro.
Claudia Sheinbaum Pardo, investigadora del Instituto de Ingeniería, explicó que el término de resiliencia se utiliza para revisar bajo qué circunstancias se podría estar mejor; pero en la actualidad 50 por ciento de la población en la Ciudad de México recibe agua por tandeo (aleatoriamente) o no la recibe, lo que las hace más vulnerables.
Al revisar las perspectivas de resiliencia para nuestro país, estimó que con esta perspectiva, México se encuentra en las peores circunstancias para enfrentar peligros hidrometeorológicos, más allá de que éstos puedan aumentar debido al cambio climático.
Al respecto, Carlos Escalante Sandoval, director de la Facultad de Ingeniería, refirió que en los últimos 30 años el territorio nacional ha perdido cinco millones de hectáreas de selvas, cinco millones de hectáreas en arbustos y han crecido de 200 mil a un millón 600 mil manchas urbanas.
Además, la agricultura ha aumentado en casi seis millones y medio de hectáreas y todos estos factores, que implican un uso indiscriminado del suelo, favorecen, precisamente, los daños que se sufren tanto por sequías como por inundaciones.
La última sequía, recordó, generó pérdidas por mil 500 millones de dólares, lo que agrava el hecho de que cada periodo de aridez representa cinco veces más gastos que los derivados de inundaciones.
Atlas de riesgos
Martín Jiménez Espinosa, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), enfatizó que si bien México ha enfrentado fenómenos naturales sumamente difíciles, como el sismo de 1985, los gastos al resolver problemas hidrometeorológicos se han elevado considerablemente.
En la década de los años 80 del siglo pasado se invirtieron 700 millones de dólares en tratar de resolver dificultades causadas por fenómenos hidrometeorológicos; sin embargo, de 2000 a 2014 la cifra aumentó a dos mil 147 millones de dólares.
Por ello, dijo, el Cenapred trabaja en la actualización constante del Atlas nacional de riesgos, herramienta básica de análisis que ofrece una memoria histórica del comporta-miento de fenómenos relacionados con el agua que va más allá de los tiempos sexenales.
Felipe Arreguín Cortés, director del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, apuntó que muchos de los problemas se deben a que 77 por ciento de los mexicanos vive en las regiones donde está 33 por ciento del agua y no hay una planeación a largo plazo.
Enfatizó que la UNAM trabaja activamente en el desarrollo de soluciones a estos problemas al generar grupos de análisis y de trabajo, además de crear tecnologías nacionales y difundir entre la sociedad civil información sobre estos temas.
En las distintas mesas participaron también Eugenio Barrios, del Programa Agua del Fondo Mundial para la Naturaleza en México; Fernando González Cáñez, del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, Francisco José Muñiz Pereyra, de la Comisión Nacional del Agua, y Martha Delgado Peralta, del secretariado del Pacto Climático de Ciudades.