Con una selección de 23 fotografías que atraviesan más de cuatro décadas de creación, el Museo de Arte Moderno abrió la exposición Manuel Álvarez Bravo: registro de oscuridades, una revisión profunda a los temas que marcaron la obra del maestro: la muerte, la memoria y la ausencia.
Durante la inauguración, el curador Raúl Rueda destacó la importancia histórica del acervo que resguarda el MAM:
“Desde los años setenta, el Museo ha revisado una y otra vez esta colección porque permite aproximarse a Álvarez Bravo desde múltiples ventanas. Cada retorno revela una nueva forma de mirar”, afirmó.
La muestra revisita los aspectos más íntimos y oscuros del ciclo de la vida tal como fueron capturados por la mirada lúcida y poética de uno de los fotógrafos fundamentales del siglo XX. El conjunto forma parte de las relecturas que el MAM realiza desde 1973, cuando Álvarez Bravo donó este acervo que previamente había expuesto en el Palacio de Bellas Artes.
Muerte, memoria y ausencia: una lectura desde la inquietud del artista
Rueda explicó que la curaduría se construyó a partir de una investigación centrada en tres ejes conceptuales que atraviesan la producción del fotógrafo.
“Observé que la muerte es una presencia constante, pero no desde una mirada festiva o folclórica… Es una muerte ligada a los cambios sociales y políticos del país, a la modernidad que transforma territorios y a los rastros materiales y simbólicos que dejan las pérdidas”, señaló.
Esta perspectiva distingue la muestra de revisiones anteriores. En lugar de abordar al artista desde corrientes generales —como el surrealismo o la identidad—, la propuesta se adentra en los restos: los objetos, los silencios y los espacios que permanecen tras la ausencia.
Las obras, realizadas entre 1930 y 1972, permiten observar la persistencia de estas preocupaciones en la mirada del fotógrafo, así como un interés temprano por los efectos ecológicos, visible en paisajes que revelan signos iniciales de devastación.
Una imagen núcleo: Ofrenda II
Entre las piezas exhibidas, Ofrenda II destaca como el centro conceptual de la exposición.
“Es la obra que mejor reúne las ideas de la muestra: la muerte, la ausencia y el daño ecológico están en un solo encuadre —un árbol herido convertido en memorial—. Resume la fractura entre tradición, territorio y modernidad”, explicó Rueda.
Una experiencia silenciosa y política
Los primeros visitantes recorrieron la exposición en un ambiente cargado de silencio y contemplación. Algunas de las imágenes, poco conocidas, construyen un relato que oscila entre lo ritual, lo íntimo y lo político, invitando a reflexionar sobre la presencia constante de la muerte en la vida social del país.
Manuel Álvarez Bravo: registro de oscuridades permanecerá abierta hasta febrero de 2026 en la Sala Manuel Álvarez Bravo del Museo de Arte Moderno, ubicado en Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec.



