Mexicanos buscan en mercados los mejores precios para cena de Año Nuevo

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El bullicio en los pasillos del área de frutas y legumbres de la Central de Abastos es constante, los “marchantes” ofrecen a gritos las “uvas batatas para el Año Nuevo” y las personas se debaten en la búsqueda del mejor precio, mientras que los niños, bien agarraos de sus papás, miran con ojos expectantes el movimiento constante de las personas.

El señor Carlos Romero, quien ofrece bacalao, camarones y moles, ya para estas fechas no espera vender mucho debido a que las compras fuertes las hicieron los capitalinos en Navidad, “cuando la gente todavía tenía el recurso del aguinaldo”.

Explicó que para ellos “la venta fuerte” terminó el 23 de diciembre pasado y ahora los que acuden a su puesto son “algunos perdidos que no pudieron comer bacalao en Navidad o que todavía tienen dinero para la cena de Año Nuevo”.

Lo que sí se vende, comentó, es el camarón seco debido a que muchos todavía preparan caldos para para mitigar las sendas resacas que por los general se viven el primer día del año.

Osmar Olivares espera en una larga fila para adquirir romeritos y mole, su mujer apunta presurosa más ingredientes en una arrugada hoja de papel de cuaderno mientras que su pequeña hija, discretamente, mete las manos a las semillas; él y su familia acuden con tiempo a comprar lo necesario para la cena, para que no les agarren las prisas.

“Venimos cada que podemos, cada que no nos toca trabajar, venimos acá porque hay una buena diferencia de precios”, en ese sentido añadió que prefieren invertir tiempo en adquirir todos los ingredientes para la cena, ya que si compran “de poquito en poquito” cerca de su domicilio el gasto es mayor.

Marcos, quien vende frutas y verduras, explicó que la mayor afluencia de personas que compran los ingredientes para la cena de Año Nuevo se espera el sábado y domingo, “el lunes ya nomás venimos a barrer porque nosotros también cenamos en Año Nuevo.

“Nosotros ya casi acabamos, lo que más se están llevando es el romero, el mole y los nopales”, dijo al señalar el ya pequeño montón de romeros de 18 pesos el kilo para luego gritar a los cuatro vientos “llévelo, llévelo el romero barato para fin de año”.

Hilda Zárate vende frutas y en más de la mitad de su puesto tiene uvas verdes, negras y rojas perfectamente acomodadas; para ella las ventas del día “han estado tranquilas en comparación con otros años, esperemos que mañana mejoren, en años pasados había mucho más movimiento”.

A gritos, ofrece las uvas verdes en 60 pesos, mientras que las rojas y las negras las vende en 80 pesos por kilo, cualquiera de las tres sin semilla, “ya toda la uva es americana, por eso viene cara, hay de calidades nosotros tenemos las de mejor calidad, las que venden más barato es que seguro son de menor calidad”.

La tradición de comer uvas sigue vigente, ello sin importar que su precio sea elevado y que la gente ya para estas fechas no tenga tanto dinero como a mediados de diciembre, explicó mientras una marchanta le preguntaba “si es lo menos por las uvas”.

En el Centro Histórico, en las calles aledañas al Mercado de San Juan, el movimiento de personas es constante; hacen largas filas en los diversos comercios de ultramarinos para adquirir vinos y quesos. Ana espera paciente en una de ellas, solo comprará un buen queso y dos botellas para la cena con la que despedirá este año, ella vive no muy lejos pero reconoce que vale la pena esperar en la fila ya que nota ahorros considerables.

Al interior del Mercado, reconocido por la venta de carnes de especies exóticas, hay otras tiendas de ultramarinos como La Jercey, en donde una mujer septuagenaria que presume haber sido luchadora, ofrece vinos, quesos, aceitunas y embutidos, y con una gran sonrisa expone que para esta temporada el chef del lugar prepara charolas con quesos y embutidos maridadas con vinos importados.

Mientras que una familia llevaba poco menos de mil pesos en quesos y embutidos, María Elvira Díaz, mejor conocida como La Corsaria, detalló que lo que más compra la gente son jamones, quesos y caviares, así como las baguettes “todo se vende como pan caliente, la venta fuerte es este sábado y domingo, pero el lunes será el acabose”.

En tanto, Ángel Galán, quien vende pescados y mariscos, dijo que las personas “ahorita están llevando parejo pescados, camarones y langosta”, y aún cuando las ventas para las cenas de Navidad y Año Nuevo son compartidas este 2018 observó una disminución importante.

Lo anterior, consideró, se debe a que “ahora ya nada más la gente viene a comer, la juventud de ahora ya no cocina, antes hacían huachinango al horno, camarones al mojo de ajo, antes las señoras venían a comprar un montón pero ahora compran poco porque ya nadie guisa”.

Este fin de semana, concluyó, es cuando la gente adquiere todo lo necesario para la cena de fin de año, ya que el lunes realizan sólo compras de pánico “ayer, hoy y mañana son los días fuertes, lo que se hizo se hizo, sino pues ya ni modo”.