Murió Clark Olofsson, criminal que dio nombre al síndrome de Estocolmo: ¿quién fue?

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Stockholm 960726/Clark Olofsson greps av norsk polis i Oslo på torsdagen. Efter flera dagars spaning misstänkte man att Olofsson och en 45-årig kamrat planerade ett nytt bankrån. (arkivbild 91)

Seguro has escuchado sobre el síndrome de Estocolmo, pero, ¿sabes qué criminal dio nombre a este fenómeno psicológico? Descubre quién fue Clark Olofsson, su reciente muerte y la relación de este criminal sueco con el síndrome de Estocolmo.

Este jueves 26 de junio se dio a conocer el fallecimiento de Clark Olofsson, uno de los criminales más famosos de Suecia, a los 78 años en un hospital de este país, según confirmó su familia a medios suecos.

Aunque cometió muchos crímenes, que lo hicieron pasar gran parte de su vida en prisión, lo que le dio la fama fue el robo de Norrmalmstorg, un atraco bancario que derivó en lo que conocemos como el síndrome de Estocolmo, luego de que los rehenes entablaran una relación de complicidad con sus secuestradores.
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¿Cuál es la relación entre Clark Olofsson y el síndrome de Estocolmo?

Lo que comenzó con un robo de banco, donde estuvo involucrado Clark Oloffson, terminó en una relación entre captores y rehenes, lo que derivó en el diagnóstico psicológico conocido como el síndrome de Estocolmo. Aquí te contamos la historia.

El 23 de agosto de 1973, Jan Erik Olsson, un criminal sueco especializado en atracos de banco y secuestros, entró encapuchado en la sucursal del banco Kreditbank, ubicada en la plaza de Norrmalmstorg en Estocolmo, Suecia.

Armado con una metralleta y explosivos, tomó como rehenes a tres empleadas, cuya vida y liberación dependía del cumplimiento de las condiciones que planteó a la policía: tres millones de coronas suecas (seis millones de pesos actuales), un coche, vía libre para salir de Suecia y el traslado de Clark Olofsson al banco.

Fue así como Olofsson, quien entonces se encontraba recluido, entró en escena. Ambos se habían conocido en la cárcel y fueron los encargados de retener por seis días a las empleadas y un hombre más que estaba escondido, en la bóveda de seguridad del banco.

Durante este tiempo, los seis jugaron cartas y entablaron lazos afectivos. Tal fue la “conexión”, que los rehenes aceptaron fugarse con los ladrones en coche, aunque las autoridades rechazaron esa opción.

De hecho, al momento de su liberación, los rehenes se negaron a salir antes que los secuestradores, por miedo a que estos fueran castigados, incluso, los abrazaron como despedida.