Somos aproximadamente 2,6 billones de personas alrededor del mundo hoy, viviendo el efecto del COVID en activo, algunos están en hospitales trabajando, otros encerrados en sus casas, muchos han tenido que abandonar sus empresas, y algunos tristemente han fallecido.
Esta pandemia es un hecho que no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Cómo lideramos este proceso en términos de estrés, trauma, resiliencia o altruismo puede marcar patrones y caminos futuros. Cuando hay un shock como esta pandemia, se produce un choque desestabilizador que llamamos disrupción. Frente al COVID tenemos tres escenarios de cambios (el virus, la cuarentena y los efectos del mismo).
Podemos aprovechar esta disrupción para hacer cambios sustanciales en nuestros caminos neurológicos, y usar el potencial desestabilizador como ventana de oportunidad. O usar la disfuncionalidad, el trauma y la pobreza como única capacidad para enfrentar la crisis, creando un trauma sin precedentes que arrastrará a, al menos, las 5 generaciones futuras. Este tipo de conmociones crean las condiciones para observar la necesidad crítica de hacer uso de la neurociencia, la psicología social, educación y economía.
En este artículo, del Dr. Richard J. Davidson* y la Dra. Koncha Pinos**, vamos a conocer cuáles son los efectos mentales y sociales del virus, la cuarentena y la disrupción. Maneras de proteger tu salud mental durante la pandemia. Qué pueden hacer los gobiernos, las empresas, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos.
Todos los elementos sobre la mesa, desde la mirada neurocientífica, afectiva, cognitiva y social de estos dos científicos.
