El aislamiento social, una medida para contener la propagación del COVID-19, puede afectar la salud mental de algunas personas, al grado de “negar la existencia del posible contagio y hasta un miedo que raya en lo irracional”, afirmó la psicóloga adscrita al Hospital General de Zona No. 76, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Xalostoc, Estado de México Oriente, Anayelly Fuerte Piñón.
La especialista consideró que llevar acabo el distanciamiento social o cuarentena, es complejo debido a los cambios dentro de la estructura de la vida diaria; “esta medida modifica totalmente la rutina, ir y venir a la escuela, no poder acudir a eventos sociales, culturales y religiosos; eso lleva a la población a poner resistencia por la afectación económica, además de repercutir en el estado anímico derivado a permanecer dentro de casa”.
Explicó que algunas personas no alcanzan a dimensionar lo que ocurre, porque no es un problema sólo de México, sino de escala mundial, y es algo que pone a prueba la forma en que se deben proteger.
- En el adulto mayor existe temor por el contagio, se ven vulnerables si no cuentan con una red de apoyo para su cuidado, lo que suma a la problemática vulnerabilidad emocional.
- El adulto en edad productiva se enfrenta a estar dentro de casa, en el mejor de los casos, obligado a readaptarse a un estilo de vida distinto y si no tiene respaldo desde el ámbito laboral, se agrega vulnerabilidad emocional y económica.
- Los jóvenes y adolescentes al paso de los días caen en tedio, esto por estar dentro de un espacio cerrado, lo que les genera estados de ansiedad, tristeza o apatía.
- Los niños pierden el sentido de libertad al disminuir su actividad física por juegos o de estudio y convivio con amigos, al encontrarse en el área familiar de forma constante.
Fuerte Piñón sugirió que para tratar de mitigar la desesperación dentro de la etapa de cuarentena, “lo principal es respetar las indicaciones sanitarias, combatir los pensamientos intrusivos y repetitivos que incrementen miedo, evitar la sobreinformación y consumir sólo la oficial, no especular para no generar sentimiento de miedo, además de procurar hablar de diversos temas y no sólo de los relacionados con la pandemia”.
Comentó que pensar bien determina la estabilidad de las personas dentro o fuera de casa, por lo que aconsejó propiciar pensamientos sanos, tales como:
- No puedo salir de casa, pero en ella me resguardo y mantengo seguro.
- Todo está cerrado, pero los lugares para comprar lo esencial están abiertos.
- Me voy a enfermar, pero estar en casa disminuye riesgos si llevo a cabo las indicaciones que ha dado la Secretaría de Salud.
- No tengo nada que hacer, pero puedo realizar rutinas entre adultos, niños y adolescentes para mantener la higiene en casa, desarrollar actividades escolares, cocinar, rutinas de ejercicios, por mencionar algunos.
“El COVID-19 nos da la oportunidad de tener aprendizaje individual y social. No permitamos caer en pánico, debemos comenzar a realizar cambios en higiene mental y física, ello nos da la oportunidad de tener crecimiento individual, familiar y social”, concluyo la psicóloga.