Papilomavirus y cáncer de boca

0
641

El Virus del Papiloma de Alto Riesgo tipo 16 (HPV16) es responsable de más de 90 por ciento de los cánceres de la orofaringe relacionados al papilomavirus, con un origen en nueve de cada 10 casos por la práctica de sexo oral.

Los cánceres de la orofaringe son un subgrupo del cáncer escamoso de cabeza y cuello que en fechas recientes han incrementado su frecuencia (aproximadamente 878 mil nuevos casos en 2020 a nivel mundial), incluso más que el cáncer anogenital. Según los datos que acompañan este texto (Tabla1), el papilomavirus de alto riesgo está en aproximadamente 25 por ciento de los cánceres de la orofaringe presentes a nivel mundial.

El virus del papiloma humano tiene ADN de doble cadena con predilección por la unión escamo columnar del epitelio. Por ello, en el caso de las amígdalas, el paladar blando y la base de la lengua actúan como un hospedero para el virus, brindando acceso a su capa basal para la replicación viral. El epitelio de la orofaringe es único y no explica por qué el papilomavirus de alto riesgo es de 3 a 5 veces más frecuente en la orofaringe en comparación con otros tejidos de cabeza y cuello. Con el tiempo, la transformación maligna puede ocurrir cuando las oncoproteínas virales E6 y E7 destruyen o inhiben las proteínas supresoras de tumor p53 y retinoblastoma, respectivamente.

Los cánceres de la orofaringe incluyen padecimientos de los mencionados tejidos y de aquellos circundantes. Si bien la exposición al tabaco y al alcohol son factores de riesgo para estos tipos de cánceres, en las últimas décadas se ha visto un aumento en aquellos relacionados con el virus del papiloma humano de alto riesgo, en particular con el tipo 16.

El aumento en la incidencia de cánceres de la orofaringe relacionada con estos tipos de virus la convierte en la neoplasia maligna más común relacionada con estos virus en los Estados Unidos, país donde se tiene un excelente registro de los casos y de las defunciones por los distintos tipos de cáncer. De hecho, en ese país, 60 por ciento de los cánceres escamosos de cabeza y cuello son de la orofaringe.

Image

Alarmantemente, se observan tendencias similares en el norte de Europa, donde los cánceres de la orofaringe asociados al papilomavirus de alto riesgo están aumentando rápidamente (31 por ciento del total de los cánceres escamosos de cabeza y cuello). En tanto en Centro y Sudamérica, estos tipos de cáncer asociados al virus del papiloma humano de alto riesgo también han aumentado en los últimos años.

Otro dato relevante es que los pacientes afectados por cánceres de la orofaringe positivos al virus tipo 16 tienen un inicio sexual más temprano y un mayor número de parejas, con quienes practican sexo oral y vaginal durante su vida, en relación a aquellos con otro tipo de origen. En general, los pacientes son de nivel socioeconómico más alto y menos propensos a tener antecedentes de abuso de tabaco o alcohol; aunque los cánceres que se asocian a los virus de alto riesgo tienen mejor pronóstico y respuesta al tratamiento que los que son negativos al virus.

La terapia para el cáncer escamoso de cabeza y cuello es variada, pero en general consiste en cirugía, cuando es posible, seguido de quimioterapia más radioterapia. Los anticuerpos monoclonales contra el receptor al factor de crecimiento epitelial se usan en combinación con radioterapia en esos cánceres negativos al virus de papiloma humano, cuando la quimioterapia no es recomendada al paciente por ser muy tóxica. También se usan inhibidores de los bloqueadores del sistema inmune en los puntos de control.

Los retinoides inducen diferenciación y apoptosis en células tumorales; muestran actividad antiproliferativa y antioxidante, presentando gran potencial como agentes preventivos o terapéuticos. Entre los compuestos naturales más prometedores en prevención de cáncer escamoso de cabeza y cuello están los retinoides.

Image

La vitamina A y su metabolito más importante, el ácido retinoico, han sido usados en muchos estudios relacionados con terapia de cáncer escamoso de cabeza y cuello, en particular con cáncer oral. Por ejemplo, se ha visto que los retinoides en células de cáncer oral aumentan la actividad de PPARgama, el cual está involucrado en múltiples procesos anticancerígenos. El ácido retinoico inhibe el crecimiento de células troncales derivadas de los cánceres escamosos de cabeza y cuello, al suprimir la vía oncogénica conocida como Wnt/beta-catenina.

También recientemente se encontró que el ácido retinoico induce efectos antitumorales en carcinoma oral, por lo que son de gran interés el uso de nanopartículas conteniendo ese ácido y anticuerpos anti-PD-L1 en inmunoterapia de este mismo tipo de cáncer. Estas nanopartículas son muy específicas y presentan pocos efectos tóxicos. Compuestos que regulan el perfil epigenético de células del sistema inmune y de la célula cancerosa tienen gran futuro en inmunoterapia de los cánceres escamosos de cabeza y cuello. Hay muchos ejemplos que indican que los retinoides y la terapia epigenética estarán entre las mejores alternativas para controlar esta temible enfermedad.