Por pandemia de COVID, 86 millones de niños podrían caer en pobreza en el mundo

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Las repercusiones económicas de la pandemia de la COVID-19 podrían provocar que, para finales de 2020, otros 86 millones de niños se sumen a todos aquellos que ya viven en hogares pobres, un aumento de un 15 por ciento, según un nuevo análisis publicado hoy por Save the Children y UNICEF.

Un nuevo análisis de Save the Children y UNICEF revela que, a menos de que se tomen medidas urgentes, el número de niños que viven en hogares pobres en los países de bajos y medianos ingresos podría aumentar un 15 por ciento, hasta alcanzar un total de 672 millones

Las repercusiones económicas de la pandemia de la COVID-19 podrían provocar que, para finales de 2020, otros 86 millones de niños se sumen a todos aquellos que ya viven en hogares pobres, un aumento de un 15 por ciento, según un nuevo análisis publicado hoy por Save the Children y UNICEF.

En México se estima que 1 de cada 2 niñas, niños y adolescentes vive en pobreza y de estos, el 20 por ciento está en pobreza extrema, estos números podrían incrementar debido a los efectos negativos a causa de la pandemia derivada del COVID-19.

“Las familias con niñas, niños y adolescentes deben ser un grupo prioritario en el paquete de respuesta ante el COVID-19”, señaló Christian Skoog, Representante de UNICEF en México, y reconoció que los apoyos de los programas de bienestar entregados regularmente son muy importantes, pero no son suficientes, de ahí que resulte indudable que “brindar recursos adicionales ante la crisis que estamos viviendo, representaría un importante esfuerzo para el Gobierno de México, pero el costo de no apoyar a las familias más vulnerables generaría un detrimento significativo de su bienestar a corto y largo plazo que profundizaría la pobreza en el país”.

En su oportunidad, María Josefina Menéndez, CEO de Save the Children en México, externó la preocupación que significa “la situación de la niñez en México. Desde antes de la pandemia, muchas familias no tenían acceso a protección social y sus condiciones ahora se agravan, mientras que quienes sí contaban con esos servicios, pueden estar en riesgo de perderlos. Hoy más que nunca se requiere proteger y ampliar el presupuesto enfocado en garantizar el acceso a la salud, educación, alimentación y protección de niñas, niños y adolescentes en el país. De lo contrario, los esfuerzos en la reducción de pobreza tendrían un grave retroceso en esta y al menos en las próximas dos generaciones”.

Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF estableció que “la pandemia del coronavirus ha desencadenado una crisis socioeconómica sin precedentes que está agotando los recursos de las familias de todo el mundo”, y agregó que “el alcance y la profundidad de las dificultades económicas que están afrontando las familias podrían revertir años de avances en la reducción de la pobreza infantil y privar a los niños de los servicios esenciales. Sin una acción concertada, las familias a las que ya les cuesta salir adelante podrían caer en la pobreza, y las familias más pobres podrían enfrentarse a niveles de escasez que no se han visto en décadas”.

En el análisis se advierte que si no se toman medidas urgentes para proteger a las familias de las dificultades económicas planteadas por la pandemia, el número total de niños que viven por debajo del umbral nacional de pobreza en los países de bajos y medianos ingresos podría alcanzar los 672 millones a finales de este año. Cerca de dos terceras partes de esos niños viven en África Subsahariana y Asia Meridional.

En este mismo sentido, se resaltó que el aumento más considerable, de hasta un 44 por ciento  podría registrarse en los países de Europa y Asia Central, mientras que en América Latina y el Caribe podría producirse un aumento del 22 por ciento.

Ante este panorama, el documento establece que para abordar y mitigar los efectos de la COVID-19 sobre las niñas, niños y adolescentes de los hogares pobres, Save the Children y UNICEF instan a ampliar rápidamente y a gran escala los sistemas y los programas de protección social, tales como las transferencias en efectivo, la alimentación escolar y las prestaciones por hijos a cargo, todas ellas inversiones fundamentales que abordan las necesidades económicas inmediatas y sientan las bases para que los países se preparen para futuras crisis.

Asimismo, los gobiernos deben invertir en otras intervenciones en materia de protección social, políticas fiscales, empleo y mercado laboral, con el fin de proteger a las familias. Esto incluye ampliar el acceso universal a una atención de la salud de calidad y a otros servicios, así como invertir en políticas favorables a la familia, como las licencias remuneradas y los servicios de atención para la niñez.